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RADIOHEAD - OK Computer - Album (Revisited)

Antes de que la era del streaming aplanara nuestros hábitos de escucha y los convirtiera en un modo aleatorio sin fin, había álbumes que exigían más: tiempo, atención y entrega. Uno de esos discos no solo pedía, sino que insistía. Publicado en 1997, "OK Computer" de la banda británica Radiohead no sonaba a gran cosa en aquel momento y, décadas después, sigue sin serlo. Tanto si nunca lo has escuchado como si no has vuelto en años, hay una razón por la que este álbum sigue apareciendo en conversaciones sobre las obras más definitorias de la música moderna. Dejarme revisitar este disco y recomendarlo a los lectores de este blog de música.

ALBUM: OK Computer


¿Un punto de inflexión en el rock moderno? Cuando OK Computer apareció en 1997, no fue un simple lanzamiento de un álbum más, sino un cambio radical. Para quienes prestaron atención, parecía que el rock contemporáneo había empezado a resquebrajarse. No era el sonido de una banda que seguía tendencias. Era algo más profundo, más inquietante. Radiohead, antes considerado por muchos como un subproducto del post-grunge, demostró con este tercer trabajo que tenían mucho más que decir y formas mucho más extrañas y profundas de expresarlo.

RADIOHEAD - OK Computer - Album

Grabado principalmente en una casa solariega en Bath y un local de ensayo reconvertido en Oxfordshire (Inglaterra), el álbum rechazó la fórmula grunge, impulsada por la guitarra, que había definido el éxito anterior de la banda. En cambio, se adentró en un espacio turbio iluminado por pantallas parpadeantes, temor político y ecos distantes de humanidad. Es un álbum que predijo el próximo siglo sin pretender ser profético.

De cinta a los auriculares:


Muchos escucharon OK Computer por primera vez a través de medios modestos, ya fuera un walkman o un reproductor de CD destartalado, pero su impacto fue todo menos silencioso. Algunos amigos disfrutaron memorablemente del álbum en un casete pegado dentro de un reproductor portátil de imitación. Sin embargo, incluso con una fidelidad limitada, la fuerza emocional era evidente. Era música para la generación de los auriculares, pero de esas que se meten en la cabeza y se quedan ahí.

Las inquietantes samples vocales, las texturas ambientales y el inconfundible falsete de Thom Yorke no necesitaban una acústica impecable. Escuchar se sentía íntimo, casi invasivo, como oír una confesión que no era para ti, pero que no podías ignorar.

Letras:


Las letras de Thom Yorke no ofrecen respuestas claras. No les interesa la resolución. En cambio, se adentran en la esencia de la vida cotidiana: el entumecimiento de la modernidad, la repetición de rutinas, la incomodidad de un mundo que avanza a toda velocidad sin pensar en quién se queda atrás. “Let Down”, con sus patrones de guitarra entrelazados y su tono resignado, captura esa sensación de hundimiento y desesperanza que se desvanece. “No Surprises”, con una melodía casi de cuna, vibra con silenciosa desesperación: “A handshake of carbon monoxide” no es el tipo de letra que se olvida.

RADIOHEAD

Estas no son canciones construidas alrededor de estribillos que se pueden gritar en estadios. Son instantáneas, radiografías emocionales. Cada una ofrece algo diferente según cuándo, dónde y cómo la escuches.

Caos compuesto:


“Paranoid Android” sigue siendo una pieza central, y con razón. Es una canción monstruosa, como Frankenstein, compuesta por cuatro movimientos distintos que oscilan entre una calma inquietante y un ruido furioso, y viceversa. No hay un estribillo al que aferrarse, ni una estructura clara que seguir. Pero funciona. Y es esta canción, sobre todo, la que indicó que Radiohead ya no se regía por las reglas de nadie.

También está la evocadora "Exit Music (For a Film)", que comienza con un susurro y se va convirtiendo en una oleada devastadora. Inspirada en Romeo y Julieta, captura el tipo de amor desesperado y el temor silencioso que recorre gran parte del álbum. "Electioneering" ofrece una sacudida temporal de energía rockera más tradicional, mientras que "Climbing Up the Walls" te sumerge en una profunda inquietud, con los arreglos de cuerdas distorsionados de Greenwood y la voz manipulada de Yorke que te desgarra los nervios.

Más allá de la música:


El tono del disco refleja su época: la tensión premilenialista, el fantasma del temor al efecto 2000 y la sensación de que las máquinas empezaban a aprender nuestros nombres. El título, OK Computer, fue sacado de "The Hitchhiker's Guide to the Galaxy" de Douglas Adams, pero resultaba inquietantemente apropiado a medida que la tecnología se infiltraba en la vida cotidiana. Yorke admitió más tarde que era tanto una broma como una frase profundamente ansiosa: "una rendición ante lo inevitable".

La portada (acreditada como White Chocolate Farm) y a Stanley Donwood es un collage de fragmentos con fallos y mensajes codificados que refleja el mundo fragmentado que habita el álbum. No grita para llamar tu atención. Murmura y espera a que la mires con más atención.

Sin mapa, sin manual:


Radiohead siempre ha insistido en que OK Computer no es un álbum conceptual. Pero hay un hilo conductor innegable que une sus 12 temas: la desconexión. Emocional, política, digital. Los personajes de estas canciones no son héroes ni villanos. Son oficinistas, transeúntes, víctimas de la violencia silenciosa del capitalismo tardío. Y si hay un mensaje, podría ser: No estás solo en sentirte solo.

RADIOHEAD

Es fácil ahora, décadas después, ver OK Computer como un modelo para todo lo que Radiohead haría después. Pero en aquel momento, no estaba claro hacia dónde se dirigían. Lo impresionante es lo poco que el álbum parece interesarse en el legado. Nunca anuncia su importancia. Simplemente existe y te reta a asimilarlo.

De críticos a conversos:


No todos lo entendieron al principio. Algunos críticos vieron presunción; otros, brillantez. Pero incluso los primeros escépticos se cansaron de la durabilidad del álbum. Muchos expertos musicales admitieron haberle otorgado un 8 sobre 10, para posteriormente calificarlo de obra maestra. Su complejidad, su resistencia a una categorización sencilla, es lo que lo ha mantenido vivo en la memoria cultural.

Y luego está la conexión personal. OK Computer ha sido la banda sonora de rupturas amorosas, crisis existenciales, largos viajes nocturnos y mañanas tranquilas para millones de personas.


Por qué sigue siendo importante:


En un momento de historia musical donde las listas de reproducción se alternan sin cesar y la atención se dispersa, OK Computer premia la paciencia. Exige que te mantengas atento. No escuchas una canción, escuchas el álbum. Desde el tema inicial, "Airbag", hasta la conmovedora despedida de "The Tourist", hay un ritmo y una estructura que se sienten intencionales y reflexivos.

Su influencia es profunda. Se pueden percibir ecos en todos, desde Coldplay hasta Arcade Fire y Billie Eilish. Pero pocos discos han igualado su equilibrio de ambición y moderación.

Disco recomendado


Si eres nuevo a Radiohead, este no es un mal lugar para empezar, pero no esperes una escucha fácil. OK Computer no se explica por sí solo. No le importan los estribillos ni las modas. Lo que ofrece es algo mucho más inusual: verdad emocional revestida de sonido.

¿Y si ya lo has escuchado? Dale otra oportunidad. Probablemente no seas la misma persona que la última vez que lo escuchaste. Y OK Computer, de alguna manera, siempre está esperando a que te pongas al día. Es un grandísimo disco, sin duda.

Video del tema "Let Down":

Tracklist:

1."Airbag" – 4:44
2."Paranoid Android" – 6:23
3."Subterranean Homesick Alien" – 4:27
4."Exit Music (For a Film)" – 4:24
5."Let Down" – 4:59
6."Karma Police" – 4:21
7."Fitter Happier" – 1:57
8."Electioneering" – 3:50
9."Climbing Up the Walls" – 4:45
10."No Surprises" – 3:48
11."Lucky" – 4:19
12."The Tourist" – 5:24

Radiohead:

  • Thom Yorke
  • Jonny Greenwood
  • Philip Selway
  • Ed O'Brien
  • Colin Greenwood

Productor: Nigel Godrich 

UNCLE TUPELO - No Depression - Album

Antes de que Wilco se convirtiera en un nombre reconocido en el mundo indie, y mucho antes de que el "country alternativo" tuviera nombre, existía la banda "Uncle Tupelo", una formación de tres jóvenes músicos de Belleville, Illinois, que, sin saberlo, transformaron la música estadounidense con un álbum debut grabado con un presupuesto limitado. "No Depression" no llegó con bombos y platillos ni en las listas de éxitos, pero tocó la fibra sensible de quienes buscaban algo más honesto, más sólido y más crudo que lo que el country o el rock convencional ofrecían en aquel momento. Para entender por qué este lanzamiento de 1990 sigue siendo importante, quizás más que nunca, hay que remontarse a donde todo empezó: en la intersección entre la crudeza rural y la rebeldía punk, en un momento en el que el pasado y el futuro de la música roots colisionaron en un disco feroz e inolvidable.

ALBUM: No Depression 


Cuando Uncle Tupelo publicó "No Depression" en junio de 1990, pocos podrían haber predicho el cambio radical que este modesto disco traería. Con un presupuesto de solo $3,500, un trío de músicos de un pequeño pueblo de Belleville, Illinois, y un pedal steel prestado por un amigo de los productores, crearon algo crudo y resonante: un álbum que aún perdura como humo en las vigas de la música estadounidense. No solo ayudó a dar nombre a una revista o a un género. Redefinió como la música antigua podía sonar nueva de nuevo.

UNCLE TUPELO - No Depression - Album


Comienzo de un nuevo movimiento:


Lo más sorprendente de "No Depression" no es solo su fusión de acento country y pegada punk, sino la sinceridad con la que se compromete con ambos. Nacido de la garra del Medio Oeste americano y la desilusión juvenil, el disco se mueve en una línea torcida entre la angustia y la empatía, utilizando el lenguaje del folk y la urgencia del punk para contar historias de personas que simplemente intentan salir adelante. Este no fue un trabajo creado por compositores de Nashville ni por productores de grandes sellos discográficos; fue un trabajo a martillazos, como una silla de porche hecha con madera recuperada y algunos vinilos usados.

Jeff Tweedy, Jay Farrar y Mike Heidorn, amigos de la infancia que perfeccionaron su talento tocando para pequeños públicos en bares locales, nunca buscaron un éxito. Intentaron decir algo honesto. Y en "No Depression", lograron precisamente eso. En canciones como "Graveyard Shift" y "Factory Belt", dieron voz a las frustraciones no mencionadas de la clase trabajadora, no como protesta, sino como una experiencia compartida.

Expresando su tradición y tensión:


Escucha el riff inicial de "Graveyard Shift" y oirás más que distorsión: es una declaración. Te espera algo que no se inmuta ante la incomodidad. Y luego vienen las palabras: "Todo el día, ante mis ojos llegan pequeñas visiones de los tiempos". Estas no son solo canciones. Son meditaciones sobre la monotonía y la evasión, la desesperación y la resiliencia. "Life Worth Livin'" cambia una estrofa por una visión de esperanza que se desvanece ante el estribillo. "Whiskey Bottle" hierve con pedal steel y tristeza, trazando la soledad como una hoja de ruta a través de pueblos olvidados.

Si bien las asperezas provienen de Hüsker Dü y The Replacements, el alma del disco reside en lo más profundo: en el fantasma de Woody Guthrie, en los himnos de la familia Carter, en las pequeñas narraciones que definen al folk estadounidense. No es que Uncle Tupelo haya inventado algo completamente nuevo. Es que combinaron elementos de una manera que resultaba desconocida pero inevitable.

Raíces punk en tierra rural:


Llamar a "No Depression" un álbum "country" le hace un flaco favor. Pero llamarlo punk también resulta incompleto. Es un álbum que suena como si hubiera sido construido con manos callosas: duro, contundente, pero con una ternura sorprendente. La banda no usó el género como destino. Lo usaron como vehículo. Y aunque la voz ronca de Farrar domina la mayor parte del álbum, es la posterior evolución de Tweedy como compositor lo que pone de manifiesto lo fértil que fue esta base.

Los productores Sean Slade y Paul Kolderie, conocidos entonces por trabajar con figuras clave del indie rock como Dinosaur Jr., captaron esta tensión a la perfección. Hay una energía vibrante que recorre el álbum, como si la banda pudiera estallar en cualquier momento. Pero también hay moderación. Escucha "Screen Door" o la versión acústica de "No Depression in Heaven" de Carter Family y casi puedes sentir la humedad de Missouri presionando.

Banda UNCLE TUPELO

Incluso la elección del título fue deliberada. Tomado de una vieja canción folk, "No Depression" trataba menos de escapismo y más de afrontar la realidad. Y esa honestidad se popularizó. Primero como frase usada en salas de chat online. Luego como título de una revista de música roots. Y finalmente, como descripción de todo un movimiento.

Se niega a desvanecerse:


En retrospectiva, lo que hace perdurar a "No Depression" no es su refinamiento, sino sus imperfecciones. Este es un debut, y suena como tal. No todas las ideas están completamente formadas. Las influencias de la banda se perciben a veces con demasiada claridad: hay ecos de Rank and File, Meat Puppets e incluso de los primeros Little Feat. Pero la cohesión reside en la sinceridad. Estas son canciones compuestas por personas que no solo escuchaban música: la vivieron, la heredaron y la transmitieron.

No hay ningún "gran éxito" aquí, ningún sencillo revolucionario diseñado para la radio. Pero casi todos los cortes tienen algo que decir. "Outdone" avanza con una sensación de colapso inminente, mientras que "Train" ralentiza el ritmo hacia algo más triste. Y eso es parte de la brillantez del disco: no se limita a una sola nota. Oscila entre la rabia y la ensoñación, el estruendo y la claridad, haciéndolo más humano, más vivido.

Ecos de lo que vino después:


Las consecuencias de "No Depression" son bien conocidas. Uncle Tupelo se separaría en 1994, con Farrar formando Son Volt y Tweedy lanzando Wilco; ambos forjando con el tiempo importantes legados propios. Pero el ADN de este disco es más profundo. Está presente en el alt-country de finales de los 90 y principios de los 2000. En bandas que no querían elegir entre cuerdas de acero y acordes potentes. En artistas que querían cantar sobre la lucha de la clase trabajadora sin ironía.

A pesar de su alcance inicial relativamente modesto (15.000 copias en el primer año), el álbum se convirtió en un referente. Como dijo Tweedy en una ocasión: «Solo queríamos compartir algo que habíamos descubierto. El hecho de que otros conectaran con él, eso era lo que realmente importaba».

Y esa es la clave: "No Depression" no fue diseñado para ser un hito. Simplemente se convirtió en uno. No a través del marketing ni la mística, sino por su capacidad de hacer que algo desgastado vuelva a sentirse urgente.

Un disco para redescubrir:


Puede que "No Depression" no sea el debut más pulido ni de mayor alcance de su época, pero sí uno de los más conmovedores. Captura a una banda en plena búsqueda, encontrando su voz, forjando un espacio donde la energía punk pudiera encontrarse con el country soul. Si alguna vez te has encontrado en una encrucijada entre géneros, si alguna vez has sentido el dolor silencioso del estancamiento de un pueblo pequeño o la emoción de crear algo de la nada, este disco habla tu idioma.

Disco recomendado


Así que aquí está la recomendación: escucha "No Depression" no como un artefacto que define un género ni como el favorito de un historiador, sino como un documento vivo. Uno que todavía suena inquieto, todavía se siente real y todavía importa. Para los fans de Wilco o Son Volt, esta es la raíz del árbol. Pero incluso para los recién llegados, es un disco que no requiere nostalgia, solo la voluntad de escuchar la verdad en acordes y los acordes en llamas.

Video del tema "Graveyard Shift":

Tracklist (Original):

1. "Graveyard Shift" 4:43
2. "That Year"          2:59
3. "Before I Break" 2:48
4. "No Depression" 2:20
5. "Factory Belt"         3:13
6. "Whiskey Bottle" 4:46
7. "Outdone"                 2:48
8. "Train"                  3:19
9. "Life Worth Livin'" 3:32
10. "Flatness"          2:58
11. "So Called                  3:12
12. "Screen Door"         2:42
13. "John Hardy" (CD only bonus track) traditional, arr. Lead Belly 2:21

Uncle Tupelo:

  • Jay Farrar – voz, guitarra, banjo, mandolina, violín, armónica
  • Mike Heidorn – batería, platillos
  • Jeff Tweedy – voz, guitarra acústica, bajo

Personal adicional:

Rich Gilbert – pedal steel guitar
Sean Slade – producción, piano, ingeniería, coros
Paul Q Kolderie – producción, ingeniería de audio, efectos de sonido

JIMMY DAWKINS - Fast Fingers - Album

Antes de ser conocido como "Fast Fingers", Jimmy Dawkins era una figura discreta en la escena del blues de Chicago, respetado por sus colegas, pero en gran medida desconocido para el público general. Eso cambió en 1969, cuando saltó a la fama con un álbum debut que capturaba la garra, el soul y la urgencia eléctrica del sonido del West Side. El LP "Fast Fingers" no era solo un título, era una declaración, una tarjeta de presentación y un vistazo al talento puro de un guitarrista que tocaba no por fama, sino por sentimiento. Permíteme acercarte para conocer un poco más al hombre detrás de la música y por qué su debut, "Fast Fingers", es un disco muy recomendable.

Introducción: ¿Quién fue Jimmy Dawkins?


La historia de Jimmy Dawkins comienza lejos de los clubes de blues iluminados por neón de Chicago. Nacido como James Henry Dawkins en Tchula, Mississippi, en 1936, su juventud resonó con el pulso rural del Delta. Pero cuando se mudó al norte, a Chicago, en 1955, la escena del blues eléctrico de la ciudad le inspiró. Aunque comenzó humildemente, trabajando en una fábrica de cajas durante el día y tocando en clubes por la noche, Dawkins se forjó una reputación poco a poco, no a través de su teatro ni sus acrobacias, sino gracias a una dedicación inquebrantable a su arte.

JIMMY DAWKINS - Bluesman

Jimmy Dawkins nunca fue la figura más llamativa del West Side de Chicago, pero no necesitaba serlo. Su intensidad, su ritmo pausado, sus líneas de guitarra profundamente emotivas y sus solos agudos y reflexivos le valieron un lugar venerado en el blues de Chicago. Se convirtió en una pieza clave de la vibrante comunidad musical de la ciudad, tocando con figuras como Koko Taylor y Wild Child Butler, y contribuyendo a discos emblemáticos, desde Sleepy John Estes hasta Luther Allison. Aún así, no fue hasta 1969, con la ayuda de su amigo Magic Sam, que Dawkins finalmente tuvo la oportunidad de saltar a la fama con su álbum debut, "Fast Fingers".


ALBUM: Fast Fingers


Este no es un blues álbum de 1969 que intente deslumbrarte con un refinamiento de estudio ni trucos extravagantes. En cambio, te conquista con honestidad y sentimiento. Desde la primera canción, "It Serves Me Right to Suffer", el disco establece un tono más reflexivo que estridente. La guitarra de Dawkins no grita, sino que llora, suplica, canta. Este tema inicial se siente como una conversación entre el hombre y la máquina: cada curva de cuerda es una confesión silenciosa, cada nota, una nota al pie de algo no dicho.

JIMMY DAWKINS - Fast Fingers - Album

Ese diálogo entre voz y guitarra recorre todo el álbum. Hay una sinceridad en la forma de tocar de Dawkins que es difícil de fingir. Es sutil, a veces incluso discreta, pero siempre arraigada en la verdad emocional. Los solos de guitarra en "I Learned a Lesson" y "Sad and Blues" no buscan la velocidad por la velocidad (aunque hay mucha). Son momentos de catarsis, crudos, urgentes y humanos. El instrumental más destacado del álbum, "Triple Trebles", exhibe el toque característico de Dawkins. Es funky, compacto y acentuado por una sección de vientos con un groove intenso que eleva el conjunto a algo alegre e hipnótico. Sin embargo, Dawkins sigue siendo el ancla. Sus solos son rápidos, sí, pero también precisos y conmovedores, como si canalizara algo más profundo que la técnica.


El sonido del Chicago West Side:


"Fast Fingers" captura lo que a menudo se denomina el "sonido del West Side", un estilo de blues de Chicago conocido por su agudeza eléctrica y su estilo urbano. Pero Dawkins no se limitó a imitar lo que hacían otros. Añadió sus propias pinceladas, ritmos más lentos, atmósferas reflexivas y un trabajo de guitarra que se sentía como arcos narrativos por sí mismos.

En "Night Child" y "Breaking Down", se deja llevar por largas improvisaciones que no parecen sin rumbo, sino deliberadas. Si bien algunos críticos han notado cierta monotonía en la segunda mitad del álbum, vale la pena considerarlo desde otra perspectiva: no como una secuencia de éxitos radiofónicos, sino como un único viaje emocional. Fluye y refluye como un largo paseo por la memoria, donde ciertos sentimientos se superponen y se intensifican.

JIMMY DAWKINS - Fast Fingers - Album (backcover)

La dupla consecutiva de "I Don't Know What Love Is" y "Breaking Down" puede que supere los cinco minutos cada una, pero se siente merecida. No son canciones para el ruido de fondo; exigen atención y también la recompensan.

Una voz con soul:


Uno de los elementos más sorprendentes del LP "Fast Fingers" es la voz de Dawkins. Nunca se consideró un líder, y eso se nota, no en su falta de confianza, sino en una especie de moderación que le favorece. Hay un cansancio en su forma de cantar, una vulnerabilidad que hace que cada verso parezca vivirse en tiempo real. No canta en exceso. No lo necesita. La voz complementa a la guitarra, sin competir por espacio, sino trabajando en conjunto.

También es lo que hace de este álbum algo más que una simple exhibición técnica. Sí, Dawkins podía tocar con los mejores, pero lo que lo distingue es la carga emocional que hay tras esas ráfagas de notas. No solo tocaba para ganar aplausos, tocaba desde un lugar real.

Un álbum que resiste la prueba del tiempo:


En un mundo más justo, Jimmy Dawkins podría haberse convertido en un nombre conocido junto a Buddy Guy u Otis Rush. Pero Dawkins nunca fue de los que perseguían la fama. Una vez admitió que no se atrevía a hacer trucos ni a presumir solo para ganarse al público. Simplemente tocaba el blues como lo sentía, con calma, fuerza y ​​honestidad.

Después de "Fast Fingers", Jimmy Dawkins lanzaría muchos más álbumes, realizaría giras internacionales e incluso fundaría su propio sello para promocionar a artistas más jóvenes. Pero este debut sigue siendo especial. No es solo un disco que catapultó su carrera, sino la imagen de un hombre que se entrega por completo a su arte, sin filtros ni disculpas.

Por qué deberías escuchar "Fast Fingers":


Si siempre buscas música auténtica, que priorice el sentimiento sobre la ostentación, entonces "Fast Fingers" es imprescindible. Puede que no sea un álbum de éxito ni sencillos de gran éxito, pero dale tiempo, este es un álbum que crece contigo.

Disco recomendado


Tanto si ya eres fan del blues como si apenas estás incursionando en el género, "Fast Fingers" es una revelación silenciosa. Nos recuerda que el blues no se trata solo de desamor y dificultades, sino de resiliencia, expresión y la belleza de sentir algo profundamente y expresarlo nota a nota.

Así que busca esta joya de 1969 o escucharla en streaming dondequiera que escuches tu música. Relájate. Escucha con atención. Deja que Jimmy Dawkins te lleve a otro lugar, a un lugar más lento y conmovedor. Es más que un simple disco. Es una conversación que vale la pena tener.

Video del tema "It Serves Me Right to Suffer":

Tracklist:

1 It Serves Me Right to Suffer
2 I Wonder Why
3 I'm Good for Nothing
4 Triple Trebles
5 I Finally Learned a Lesson
6 You Got to Keep on Trying
7 Night Rock
8 Little Angel Child
9 I Don't Know What Love Is
10 Breaking Down
11 Sad and Blues
12 Back Home Blues

Créditos

Formación:

  • Jimmy Dawkins - Voz y guitarra
  • Mighty Joe Young - Guitarra
  • Eddie Shaw - Saxofón tenor
  • Lafayette Leake - Piano y órgano
  • Joe Harper y Ernest Gatewood - Bajo
  • Lester Dorsie - Batería

Productor: Steve Wagner

Grabado el 28 de noviembre de 1968 y el 21 de enero de 1969 en Sound Studios.

BLACK COUNTRY, NEW ROAD - Forever Howlong - Album

La banda británica Black Country, New Road nunca ha seguido un camino predecible, y "Forever Howlong" no es la excepción. Su tercer álbum de estudio marca un antes y un después, no solo en sonido, sino también en espíritu. Con nuevas voces que marcan el camino y una renovada profundidad emocional, la banda ofrece algo inesperado y profundamente resonante. Expongo por qué este disco merece toda tu atención.

ALBUM: Forever Howlong 


El grupo británico Black Country, New Road (BCNR) regresa con "Forever Howlong", su tercer álbum de estudio, y posiblemente el más audaz hasta la fecha. Publicado el 4 de abril de 2025 a través de Ninja Tune, marca el primer álbum de larga duración de la banda sin el vocalista fundador Isaac Wood. Sin embargo, en lugar de refugiarse en la nostalgia o reinventarse a la fuerza, BCNR ha evolucionado con delicadeza hacia algo nuevo y, de alguna manera, aún más personal.

BLACK COUNTRY, NEW ROAD - Forever Howlong - Album

Ahora liderado por tres de los miembros originales de la banda: Tyler Hyde (bajo), Georgia Ellery (violín) y May Kershaw (teclados), "Forever Howlong" no solo retoma lo que "Ants From Up There" dejó. Reimagina el terreno emocional por completo. Si su disco en vivo de 2023, "Live at Bush Hall", fue un mapa tentativo del futuro, "Forever Howlong" es el camino recorrido.

De survival una sinfonía:


La salida de Wood en 2022 podría haber sido un punto. En cambio, fue una coma. La banda se reestructuró rápidamente y compuso un set en directo completamente nuevo, que finalmente se grabó como "Live at Bush Hall". Pero "Forever Howlong", producido por James Ford (conocido por su trabajo con Blur y Fontaines D.C.), es el verdadero testimonio de esa transición: cohesivo, intrincado y emocionalmente más rico que nunca.

Lo sorprendente del álbum es la naturalidad con la que se comparten las tareas de composición. Cada uno de los nuevos vocalistas aporta un tono distintivo, pero ninguno domina. En cambio, funcionan como movimientos en una conversación. Las extravagantes inclinaciones folk de Ellery, la densidad narrativa de Hyde y el minimalismo agridulce de Kershaw giran en torno a un tema central: cómo nos aferramos al amor y cómo permitimos que nos cambie.

Suena a la vez familiar y extraño:


Este no es el mismo BCNR que surgió del resurgimiento del post-punk en 2021. Atrás quedaron los bordes irregulares y los crescendos de la palabra hablada. En su lugar, se percibe un sonido más cálido y espacioso que se inclina hacia el pop barroco, el folk y las delicadas florituras orquestales. Clavicordios, banjos, timbales e incluso flautas dulces llenan el ambiente; sin embargo, el álbum nunca se siente recargado.

"Besties", el tema inicial, marca el tono: brillante, original y emocionalmente generoso. Lo que comienza como un remolino de saxofón y clavicémbalo se convierte en una cálida meditación sobre la amistad, cantada al unísono como un canto de patio convertido en gospel. Es una forma discreta y radical de abrir un álbum: no con un rugido, sino con un abrazo.

Más adelante, en "For the Cold Country", Kershaw susurra letras sobre microbiomas y frijoles sobre cuerdas que se hinchan. Suena extraño en teoría, pero en la práctica, es desgarrador. La mundanidad del autocuidado (tomar suficiente sol, prepararse una taza de café) se convierte en un sustituto de las formas en que intentamos seguir adelante cuando nuestro mundo interior flaquea.

Tres voces, un hilo:


El mayor triunfo del álbum reside en la interacción entre sus tres vocalistas. En lugar de competir por el espacio, tejen sus historias en un tapiz colectivo. "Two Horses" de Ellery comienza con un trote inocente antes de galopar hacia la tensión, una historia de traición envuelta en un vals de folk-rock. "Nancy Tries to Take the Night" de Hyde es más críptica, una fábula contada en fragmentos que nunca se resuelve del todo. El tema principal de Kershaw, "Forever Howlong", es una meditación minimalista — principalmente silencio, respiración y piano —, pero llega a lo más profundo.

BLACK COUNTRY, NEW ROAD 2025

Incluso los instrumentistas de la banda, con Charlie Wayne (batería), Lewis Evans (saxofón) y Luke Mark (guitarra) como pilares, aportan más que un simple acompañamiento. Su presencia es sutil pero vital. Los toques de charles de Wayne animan "Two Horses", los duetos de saxo de Evans con el piano de Kershaw, y la guitarra acústica de Mark, con sus dedos, suaviza los matices de "Goodbye (Don't Tell Me)" y "Mary".

Temas líricos: corazón, hueso y distancia:


Si bien el sonido puede haber cambiado, la esencia emocional de BCNR permanece intacta. Este es un álbum sobre la intimidad, no solo romántica, sino comunitaria. Sus canciones exploran cómo los vínculos evolucionan, se rompen o se fortalecen bajo presión.

En "Mary", los tres vocalistas cantan en una armonía casi perfecta, no como solistas, sino como testigos el uno del otro. Es un himno tranquilo a la unión. Por su parte, "Happy Birthday" aborda el tema de la inocencia perdida, con una estructura lírica que omite los coros tradicionales en favor de estribillos susurrados como "Cheer up, child".

Hay una sensación, a lo largo de todo el disco, de mirar la vida desde una perspectiva. De notar las cosas silenciosas que unen a las personas. Incluso cuando la letra roza lo surrealista (frijoles hirviendo, desayunos silenciosos, caballos huyendo), el sentimiento es clarísimo.

El arco emocional:


La estructura de "Forever Howlong" refleja un ciclo vital. Temas como Besties y Salem Sister abren la puerta con ligereza y humor, pero cada tema profundiza en el campo emocional. Para cuando llegamos a "For the Cold Country", el álbum está en su máximo esplendor: las cuerdas se intensifican, las voces se superponen, el dolor y la belleza se encuentran en el centro.

Las canciones finales — "Nancy Tries to Take the Night" y "Goodbye (Don't Tell Me)" — marcan el comienzo del ocaso. Hay melancolía, sí, pero no derrota. De hecho, los versos finales de Ellery, «Me he enamorado de un sentimiento», caen como un bálsamo. Nos recuerdan que incluso en la angustia, hay conexión. Incluso cuando algo termina, es solo parte de un ciclo mayor.

Reinvención sin desaparición:


Lo que hace a "Forever Howlong" tan poderoso no es que reinvente el Black Country, New Road, sino que los expande. El álbum no es una despedida del pasado de la banda, sino una continuación, reflejada a través de diferentes voces y texturas.

Quienes añoran el caos de sus inicios pueden sentir cierta ausencia. La ansiedad frenética de "For the First Time" ya no está presente. Pero en su lugar hay una tensión diferente: una arraigada en la moderación, el respeto mutuo y el compromiso con la expresión colectiva.

Este disco no grita para ser escuchado. Habla suavemente, confiando en que sus oyentes estén dispuestos a encontrarle un punto medio.

Disco recomendado


Absolutamente. Tanto si ya eres fan del Black Country, New Road como si los descubres por primera vez, "Forever Howlong" es un álbum excepcional, uno que crece con cada escucha. Es emocionalmente generoso sin ser sentimental, musicalmente aventurero sin ser alienante. Y lo más importante, se siente honesto.

En un mundo de ruido y espectáculo, "Forever Howlong" elige la valentía silenciosa. No impresiona con prisa, pero perdura, como el resplandor de una conversación que cambió algo profundo en ti.

Recomendado para quienes buscan sinceridad, intimidad y una banda que no teme transformarse.

Video del tema "Besties":

Tracklist:

1. "Besties" 3:36
2. "The Big Spin" 2:31
3. "Socks" 6:07
4. "Salem Sisters" 3:10
5. "Two Horses" 6:26
6. "Mary" 4:06
7. "Happy Birthday" 4:06
8. "For the Cold Country" 6:27
9. "Nancy Tries to Take the Night" 6:36
10. "Forever Howlong" 4:48
11. "Goodbye (Don't Tell Me)" 4:17