Antes de sumergirme en el álbum "Darklands", vale la pena detenerse a considerar el cambio radical que supuso este trabajo, no sólo para "The Jesus and Mary Chain", sino para la idea misma de lo que podría ser el noise-pop. Si Psychocandy era el sonido de una revuelta en tus oídos, "Darklands" es lo que sucede después de que termina la revuelta, cuando te quedas solo con tus pensamientos, tus arrepentimientos y una caja de ritmos. Lo que sigue es más que una retrospectiva, es una carta de amor musical a un álbum que nunca necesitó gritar para dejar huella.
ALBUM: Darklands
En una era en la que los legados musicales se redefinen constantemente a través del redescubrimiento, pocos álbumes resuenan con la elegancia oscura y perdurable de "Darklands". Publicado a finales del verano de 1987, este segundo álbum de larga duración del dúo escocés The Jesus and Mary Chain sigue siendo una escucha fascinante para quienes prefieren el pop melancólico, el rock introspectivo y los corazones rotos adornados con retroalimentación y ritmos sintéticos.
No fue simplemente otro lanzamiento para los hermanos Reid. Fue una declaración. Una transición. Un retiro del caos distorsionado de su anterior LP "Psychocandy", hacia algo menos abrasivo, pero no menos intenso. "Darklands" no es un trabajo que grite para ser escuchado, sino que acecha, medita y susurra hasta instalarse en tu memoria.
De la retroalimentación a las cajas de ritmos:
La marcha de Bobby Gillespie, quien se fue para liderar Primal Scream, no fue solo un cambio de formación, sino un giro creativo. Con él se fueron las baterías en vivo, sustituidas por cajas de ritmos implacables. Este cambio le dio a "Darklands" su pulso mecánico y austero, un acompañante adecuado para unas letras que a menudo parecen notas de suicidio garabateadas con delineador de ojos.
Mientras Psychocandy era una descarga de distorsión y energía primitiva, "Darklands" ofrece algo más pausado, más deliberado. Donde antes había un muro de sonido, ahora hay espacio. Espacio para la tristeza, para la sencillez y para las melodías.
Las canciones se expanden en este disco. Hay margen para que la melancolía eche raíces. "Happy When It Rains" podría haber sido solo otro título irónico, pero en cambio, se convierte en un himno sutil para quienes han intentado sonreír bajo la tormenta. "April Skies" trajo un destello de luminosidad, una sensibilidad pop escondida bajo capas de penumbra. Incluso logró entrar en el Top 10 del Reino Unido, un raro momento de reconocimiento mainstream para una banda que rara vez lo buscó.
Paisaje lírico:
Los temas que recorren "Darklands" son crudos, incluso brutales en ocasiones. La lluvia aparece como una metáfora casi constante, arrastrando la esperanza y el color por igual. No son las calles empapadas de romanticismo, sino los cielos grises del desprecio hacia uno mismo y del desapego. El amor, cuando aparece, no es amable. A menudo, es cómplice de la crueldad misma de la vida.
Toma la canción "Nine Million Rainy Days", donde William Reid cambia su faceta de héroe de la guitarra por una interpretación vocal cansada que suena más resignada que rebelde. Las letras sugieren un universo que conspira contra el narrador, con la persona a la que ama aparentemente aliada con ese universo. Y, sin embargo, hay belleza en esa desolación. Un extraño consuelo al escuchar a alguien expresar con tanta precisión el peso del vacío.
"Deep One Perfect Morning" empieza como una marcha fúnebre para el optimismo, declarando “mejor pintar mi odio en las paredes”. Es grafiti emocional, crudo, sin filtro y personal.
Sonidos y sombras:
Musicalmente, "Darklands" canaliza los fantasmas del glam, el punk y el proto-shoegaze a través de una lente más melódica y sosegada. Piensa en David Bowie en una bajada o en The Velvet Underground mirándose en un espejo que ya no reconocen.
El tema que da título al disco, con William Reid al micrófono, es uno de los momentos más sobrecogedores del álbum. Su estructura esquelética, básica, repetitiva, hipnótica, parece una reducción intencionada. Cuanto menos daban los Reid, más escuchábamos. El sonido no es escaso, sino deliberado. Cada acorde empapado de reverberación, cada golpe de caja que resuena, está colocado con esmero. Aquí no hay relleno, solo emoción.
En "On the Wall", encontramos una de las piezas más largas del disco. Estira el tiempo como un cigarrillo, quemándose lento y constante. Más un lamento que una melodía, es la prueba de que la desolación puede alargarse hasta convertirse en algo poético, incluso cinematográfico.
El legado de Darklands:
Aunque Psychocandy suele considerarse la declaración definitoria de la banda, "Darklands" quizá habla más alto desde su silencio. Marcó el momento en que The Jesus and Mary Chain dejaron de reaccionar a las expectativas del punk y comenzaron a refinar su propia visión de la desesperanza y la belleza.
El álbum alcanzó el puesto #5 en las listas del Reino Unido, aún su mayor éxito comercial. Pero lo más importante es que abrió un espacio para la introspección sombría dentro del rock alternativo mucho antes de que estuviera de moda. Sin "Darklands", ¿habríamos tenido el mismo tipo de resonancia emocional en bandas como Mazzy Star, The National o incluso Interpol? Posiblemente. Pero no habría sonado igual.
No son sólo los críticos quienes han mantenido viva la llama: "Darklands" aparece en el icónico libro "1001 discos que hay que escuchar antes de morir", y con razón. No es simplemente un disco que hay que oír; es uno en el que hay que habitar. Sentarse con él. Comprenderlo con el tiempo.
Merece tu atención hoy:
No hace falta que seas fan de los 80, ni del shoegaze, ni siquiera de la melancolía para apreciar lo que The Jesus and Mary Chain lograron aquí. "Darklands" trasciende su época porque habla un idioma que todos entendemos: el dolor de la pérdida, la niebla de la depresión, el anhelo de algo real.
En una era de streaming musical marcada por la distracción y las playlists dictadas por algoritmos, "Darklands" pide paciencia. Premia con cada nueva escucha. Crece contigo, cambia de significado según el momento vital en el que te encuentres. Es menos un disco y más un espejo, uno que refleja el clima emocional que estás viviendo ese día.
Disco recomendado
Si nunca has escuchado "Darklands", ahora es el momento. Si ha pasado un tiempo, vale la pena volver a él. Póntelo de noche, en soledad. Deja que resuene en el fondo mientras la lluvia golpea la ventana. Deja que te recuerde que hay belleza que nace de las sombras, no de la luz.
The Jesus and Mary Chain no intentaron reinventarse con "Darklands". Solo despejaron el ruido hasta que la tristeza que había debajo comenzó a cantar más fuerte. Y de algún modo, al hacerlo, crearon uno de los álbumes más poderosamente silenciosos de los años 80 (siglo XX).
Video del tema "About You":
Tracklist (formato original LP):
Cara A:
1. "Darklands" 5:29
2. "Deep One Perfect Morning" 2:43
3. "Happy When It Rains" 3:36
4. "Down on Me" 2:36
5. "Nine Million Rainy Days" 4:29
Cara B:
6. "April Skies" 4:00
7. "Fall" 2:28
8. "Cherry Came Too" 3:06
9. "On the Wall" 5:05
10. "About You"
The Jesus and Mary Chain:
- Jim Reid – voz (todas las pistas excepto 1, 5 y 9)
- William Reid – voz (pistas 1, 5 y 9); producción (todas las pistas)
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