Antes de las listas de reproducción, antes de que los álbumes conceptuales fueran siquiera un término, y mucho antes de que el desamor se envolviera en reverberación y sintetizadores, había un hombre solo bajo las farolas azules de una ciudad dormida. Su nombre era Frank Sinatra, y en 1955 lanzó un disco tranquilo y modesto que transformaría el concepto de álbum. "In the Wee Small Hours" no es una colección de éxitos. No es alegre ni moderno. Pero es honesto. Y en una época en la que el descubrimiento musical suele favorecer lo nuevo y lo estridente, este es un recordatorio de que algunas de las emociones más profundas se esconden en el silencio. Si nunca has disfrutado de este disco, o nunca pensaste que Sinatra pudiera llegar a ti, considera esta tu invitación a escucharlo de otra manera, esta recomendación.
ALBUM: In the Wee Small Hours
Puede sorprender a los lectores que suelen recurrir a sonidos contemporáneos o buscan innovación musical en ritmos, bucles o texturas digitales, que uno de los álbumes más silenciosamente revolucionarios en la historia de la música popular fue grabado en 1955 por un hombre con sombrero fedora y un gran pesar. "In the Wee Small Hours", el noveno álbum de estudio de Frank Sinatra, no es solo una reliquia de su época, sino un modelo de la profundidad que puede transmitir un álbum cuando se convierte en algo más que una colección de canciones. Es quizás la primera vez que un disco de larga duración se creó para ser escuchado como un solo pensamiento.
Comienza con sencillez. Un hombre solo, tarde en la noche, en la tenue soledad entre la medianoche y la mañana. La ciudad duerme, pero él está completamente despierto. Y también su dolor.
Un giro personal en la vida de una leyenda:
Para cuando "In the Wee Small Hours" fue publicado por Capitol Records en abril de 1955, la carrera de Sinatra ya había experimentado una caída espectacular y un regreso dramático. Tras ser despedido de Columbia Records, abandonado por su agente y desaparecer de la radio, el cine e incluso de las columnas de chismes, Frank Sinatra había llegado a un punto que parecía el final. Pero la historia dio un giro, como suele ocurrir con los artistas que aún tienen algo que decir.
Su regreso comenzó con la película "De aquí a la eternidad" en 1953, que le valió un premio Óscar, y continuó con dos álbumes de 10 pulgadas grabados con el joven arreglista Nelson Riddle: "Songs for Young Lovers" y "Swing Easy!". Pero fue con "In the Wee Small Hours", su primer LP de 12 pulgadas, que Sinatra recuperó su voz. Y esa voz, profundizada y oscurecida por el desamor, se reveló no a través de la fanfarronería ni el espectáculo, sino a través de la moderación, el fraseo y una sinceridad desgarradora.
Esta fue la respuesta de Sinatra al fracaso de su tormentoso matrimonio con la actriz Ava Gardner. La separación aún era dolorosa. En lugar de enmascarar el dolor con bravuconería, lo dejó respirar en cada número. Lo que emergió no fue melodrama, sino madurez.
Sonido de soledad y la base del álbum:
Los arreglos de Nelson Riddle son sobrios, elegantes y emocionalmente precisos. A menudo, presentan una instrumentación escasa: celesta, guitarra, piano y ocasionales baterías escobilladas, dando espacio a la voz de Sinatra para existir como narrador y participante de su propio drama emocional. En el número que da título al disco, compuesto recientemente para el proyecto, la celesta fluye como una nana. Pero esta no es una nana para inquietos. El hombre de estas canciones no puede dormir.
Las canciones no se eligen al azar. Fluyen con intención, llevando al oyente a una noche de insomnio y reflexión. Desde la melancolía contenida de «Mood Indigo», un estándar de jazz de Duke Ellington, hasta la vulnerable autocrítica de «Glad to Be Unhappy», Frank Sinatra nunca actúa. Simplemente es.
Estas no son canciones románticas en el sentido operístico. Son confesiones susurradas. «I Get Along Without You Very Well» es uno de los mejores ejemplos. Originalmente cantada principalmente por mujeres, Frank Sinatra la interpreta con un tono coloquial, como si hablara consigo mismo en una habitación sola. Riddle envuelve el sentimiento con delicadas cuerdas, sin abrumar la voz, sino apoyándola como un suspiro.
El álbum que inventó "El Álbum":
Aunque ahora parezca común, la idea misma de que un álbum fuera una narrativa cohesiva era casi inaudita en 1955. Los álbumes de entonces eran típicamente recopilaciones, colecciones de sencillos o arreglos arbitrarios de canciones. "In the Wee Small Hours" cambió eso.
No fue solo el uso de la coherencia temática, la soledad, el arrepentimiento y el recuerdo, sino la continuidad emocional lo que lo hizo innovador. El formato LP en sí mismo era aún nuevo; este fue uno de los primeros discos de música popular de 12 pulgadas que se presentó no como una conveniencia técnica, sino como un lienzo artístico. La cara A y la cara B se construyeron como actos de una obra de teatro, donde cada canción avanzaba en el arco.
Esta estructura sentó las bases para generaciones de artistas. Ya sea que escuchen The Wall de Pink Floyd, What's Going On de Marvin Gaye o Blue de Joni Mitchell, están recorriendo el camino que Sinatra trazó discretamente.
Altos y bajos:
No todas las canciones del álbum tienen la misma carga emocional, aunque muchas son clásicos atemporales. Algunas son más piezas emotivas que destacadas. "Deep in a Dream" y "Last Night When We Were Young" pueden pasar desapercibidas, pero contribuyen al conjunto. "Can't We Be Friends?" ofrece una dosis de humor irónico, incluso si Sinatra suena completamente derrotado. En contraste, "What Is This Thing Called Love?" rezuma desesperación y confusión, la voz de un hombre que no entiende por qué el amor lo abandona. Es, en esencia, una plegaria.
Más adelante en el set, "I'll Be Around" y "Ill Wind" profundizan aún más la atmósfera. La primera sugiere una esperanza resignada, la segunda una tristeza premonitoria. "Dancing on the Ceiling" ofrece un breve momento de desapego surrealista, y luego llega "I'll Never Be the Same", que rompe la ilusión una vez más: "Una vez el amor fue rey, pero los reyes pueden equivocarse".
El tema de cierre, "This Love of Mine", coescrito por el propio Sinatra, añade una nota de autoría, de cierre personal. No se trata de un hombre que haya superado el desamor. Pero quizás esté empezando a comprenderlo.
Por qué vale la pena descubrirlo hoy:
Denominar este disco "esencial" es arriesgarse a que suene a tarea. Y "In the Wee Small Hours" es, sobre todo, profundamente personal. No se trata de grandes declaraciones, ni siquiera de virtuosismo musical. Se trata de presencia. Se trata de lo que sucede cuando un cantante, un arreglista y un productor confían lo suficiente el uno en el otro para crear algo que susurra en lugar de gritar.
Hoy en día, muchos pueden encontrar esta música anticuada; sí, las orquestaciones tienen sus raíces en el jazz estadounidense de mediados de siglo, y no, no hay solos de guitarra ni trucos de estudio. Pero para quienes estén dispuestos a escuchar sin expectativas, hay riqueza aquí. Esta es música para trasnochar. Para mañanas tranquilas. Para cualquiera que haya amado, perdido y se haya sentado solo preguntándose qué significaba todo aquello.
"In the Wee Small Hours" es un recordatorio de lo que significa crear un disco, no solo una serie de canciones. Es un documento de una verdad emocional, preservada no en ámbar, sino en los surcos de un vinilo cálido, o, sí, incluso en tu servicio de streaming preferido.
Disco recomendado
No necesitas ser fan de Frank Sinatra para apreciar este álbum. No necesitas conocer la historia de Ava Gardner ni el auge y caída de los cantantes melódicos. Solo necesitas sentarte y escuchar.
Hay algo reconfortante en escuchar a un hombre hablar con claridad y cantar aún más claramente, sobre cómo se siente estar herido. Sentir el dolor sin caer en el melodrama. Entender que la tristeza puede ser majestuosa. Que la pérdida, si se expresa correctamente, puede ser hermosa.
"In the Wee Small Hours" es una de las grabaciones más silenciosamente revolucionarias del siglo XX. Muchas décadas después de su lanzamiento, aún te invita a su mundo tenue, un suspiro y una suave nota a la vez. Escucharlo no es estudiar el pasado, sino sentir algo atemporal.
Video del tema "This Love of Mine":
Tracklist (formato LP original):
Cara A:
1. "In the Wee Small Hours of the Morning" Bob Hilliard and David Mann 3:00
2. "Mood Indigo" Barney Bigard, Duke Ellington and Irving Mills 3:30
3. "Glad to Be Unhappy" Richard Rodgers and Lorenz Hart 2:35
4. "I Get Along Without You Very Well" Hoagy Carmichael 3:42
5. "Deep in a Dream" Eddie DeLange and Jimmy Van Heusen 2:49
6. "I See Your Face Before Me" Howard Dietz and Arthur Schwartz 3:24
7. "Can't We Be Friends?" Paul James and Kay Swift 2:48
8. "When Your Lover Has Gone" Einar Aaron Swan 3:10
Cara B:
1. "What Is This Thing Called Love?" Cole Porter 2:35
2. "Last Night When We Were Young" Harold Arlen and Yip Harburg 3:17
3. "I'll Be Around" Alec Wilder 2:59
4. "Ill Wind" Harold Arlen and Ted Koehler 3:46
5. "It Never Entered My Mind" Richard Rodgers and Lorenz Hart 2:42
6. "Dancing on the Ceiling" Richard Rodgers and Lorenz Hart 2:57
7. "I'll Never Be the Same" Gus Kahn, Matty Malneck and Frank Signorelli 3:05
8. "This Love of Mine" Sol Parker, Henry W. Sanicola, Jr. and Frank Sinatra 3:33
- Frank Sinatra – voz
- Nelson Riddle – arreglista y director de orquesta
- Voyle Gilmore – productor
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