En una época en la que la palabra "blues" se usa más como un estado de ánimo que como una forma musical, descubrir un disco como "Too Bad Jim" resulta casi una confrontación por su honestidad. No hay refinamiento, ningún intento de modernizar o suavizar la crudeza. En cambio, lo que obtienes es al bluesman R.L. Burnside en su faceta más pura, un artista arraigado en la tradición, pero sin miedo a forzar la forma para que se ajuste a su propia voz. Este álbum no solo te invita a escucharlo; te reta a quedarte quieto. Y a medida que profundizamos juntos en lo que hace de "Too Bad Jim" una escucha tan cautivadora, queda claro que Burnside no solo tocaba blues, sino que lo vivía y nos lo ofrecía al resto sin concesiones.
ALBUM: Too Bad Jim
Hay álbumes que uno descubre por casualidad, y otros que parecen haber estado esperando pacientemente a que uno se ponga al día. "Too Bad Jim", el lanzamiento de 1994 del bluesman de Mississippi R.L. Burnside, se sitúa firmemente en este último grupo. No es solo otro disco de blues olvidado en los polvorientos olvidos de la historia, es una piedra angular del country blues moderno que resuena con legado y pasión. Lo digo como alguien que ha pasado décadas buscando el alma del blues: "Too Bad Jim" importa.
El sonido auténtico:
Desde el riff inicial de "Shake 'Em on Down", sabes que estás en presencia de algo sin filtros. Golpea como un trago de whisky bourbon frío, agudo, sucio e inconfundiblemente vivo. R.L. Burnside no te introduce en el álbum con facilidad. Te arrastra directamente al corazón de su región montañosa de Mississippi, donde los ritmos resuenan como botas desgastadas en un porche y el aire está cargado de calor e historia.
Producido por el difunto Robert Palmer, el álbum se grabó en el bar de juke de Junior Kimbrough en Chulahoma y en la sede del sello discográfico Fat Possum en Oxford, Mississippi. Casi se puede oír el polvo en el aire. Burnside se une a un trío minimalista: su hijo Dwayne al bajo, su yerno Calvin Jackson a la batería y su colaborador de toda la vida, Kenny Brown, a la segunda guitarra. No es ostentoso. No es pulido. Y así es exactamente como debe ser.
Blues eléctrico con soul:
La música de Burnside se mueve por una línea muy estrecha. Es electrizante pero no modernizada, minimalista pero rebosante de tensión. Sus riffs de guitarra no obedecen a las reglas del estribillo. Serpentean y se deslizan alrededor del ritmo, a menudo ignorándolo por completo. Quizás recuerdes el ritmo hipnótico de John Lee Hooker o el fervor de Fred McDowell por el slide. No es casualidad, McDowell era vecino y mentor de Burnside.
Las diez canciones de "Too Bad Jim" son un estudio del caos controlado. Como dijo Palmer, Burnside es un "connoisseur del caos" y en ninguna parte se aprecia mejor que en ".44 Pistol", una canción desgarradora que rebosa amenaza y ritmo. Por otra parte, "Short Haired Woman" lo despoja todo excepto a R.L. Burnside y su guitarra, y el resultado es algo que se siente antiguo e íntimo, como un fantasma murmurando secretos en la oscuridad.
Y luego está "Goin' Down South", el cierre que se desliza y se desliza a través de siete minutos de minimalismo blues, anclado en un ritmo lento y pausado que podría haber nacido en el delta, pero suena como si viniera de otro planeta. Es pantanoso, inquietante y absolutamente inolvidable.
30 años de carrera:
Lo que hace que "Too Bad Jim" destaque no es solo su música, sino también el hombre que la creó. R.L. Burnside nació en Oxford, Misisipi, en 1926 y pasó la mayor parte de su vida cultivando y pescando en la región montañosa, lejos de los focos. Comenzó a grabar en 1967, gracias al folclorista George Mitchell, pero no fue hasta que Fat Possum Records lo recuperó a principios de los 90 que un público más amplio empezó a prestarle atención.
Antes de "Too Bad Jim", estaba "Bad Luck City", un lanzamiento crudo, principalmente en casete en directo. Pero este álbum de 1994 se siente como la verdadera presentación de Burnside al mundo. Es una instantánea de toda una vida de blues tocado en habitaciones llenas de humo y chozas destartaladas, capturada en el momento justo. El hecho de que R.L. Burnside tuviera casi 70 años cuando salió no hace más que añadirle gravedad.
Canciones atemporales:
El material que Burnside eligió para esta sesión es una mezcla de temas originales y versiones, pero todo parece hecho a medida para su voz grave y sus ritmos cambiantes. Su versión de "When My First Wife Left Me", original de John Lee Hooker, es a partes iguales de desamor y fanfarronería. "Old Black Mattie" aporta una bienvenida sacudida rítmica que te reta a no moverte, mientras que "Death Bell Blues" baja el ritmo hasta algo cercano a una marcha fúnebre, una meditación sobre la mortalidad que nunca se vuelve melodramática.
Incluso los temas más juguetones como "Peaches", con sus indirectas astutas, parecen arraigados en algo más antiguo y profundo que los simples clichés del blues. Burnside no canta como si estuviera actuando. Canta como si estuviera recordando. Y la banda, sabiamente, nunca lo abruma. Los arreglos son sobrios, la producción sin adornos. Puede sonar simple, pero esa simplicidad es una trampa. Bajo la superficie se esconde una complejidad adquirida durante décadas de vivir las canciones que canta.
Por qué es un buen disco de blues:
Escuchar "Too Bad Jim" es un ejercicio de recalibración. Te recuerda cómo puede sonar el blues cuando no intenta ser algo diferente. No sigue modas. No se disculpa por su crudeza. Y es precisamente por eso que se siente tan vital.
Este disco no solo tiene importancia histórica. Es musicalmente esencial. Abrió las puertas a otros artistas de las colinas de Mississippi como Junior Kimbrough y posteriormente influyó en artistas más jóvenes como The Black Keys. Sin "Too Bad Jim", no existiría toda una corriente de blues moderno, o al menos sonaría muy diferente.
Una nota personal:
Vuelvo a este álbum más a menudo de lo que debería. Hay algo en la voz de Burnside, en la forma en que su guitarra envuelve el ritmo como kudzu en un poste de cerca, que me atrae. Es música que no promete, pero que transmite verdad en cada compás. No escuchas "Too Bad Jim" por sus estribillos ingeniosos ni sus líneas ingeniosas. La escuchas porque suena como si un hombre con tres vidas de por medio estuviera sentado frente a ti, diciéndole la verdad sin rodeos.
Disco recomendado
Si exploras el blues por primera vez, o si crees que ya lo has escuchado todo, "Too Bad Jim" merece un lugar en tu colección. No es una pieza de museo. Es un documento vivo y palpitante de la tradición de las colinas. Gruñe. Tiene ritmo. Duele. Y te llega al alma de la mejor manera posible.
R.L. Burnside no necesitaba florituras para dejar claro su punto. Solo necesitaba una guitarra, un ritmo y algo sincero que decir. Este álbum es la prueba de ello.
Video del tema "Shake 'em On Down":
Tracklist:
1. Shake 'em On Down
2. When My First Wife Left Me
3. Short-Haired Woman
4. Old Black Mattie
5. Fireman Ring The Bell
6. Peaches
7. Miss Glory B.
8. .44 Pistol
9. Death Bell Blues
10. Goin' Down South
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