Antes de que comiences a leer, permitirme adelantarte algo: "Heliocentric" no es un disco de grandes gestos, sino de pequeños destellos que se revelan con el tiempo. En este review te invito a redescubrir a Paul Weller en una de sus etapas más honestas y creativas, cuando decidió mirar hacia dentro y regalarnos uno de los álbumes más sólidos, y a menudo pasados por alto, de su carrera.
ALUM: Heliocentric
Año 2000. Mientras el mundo hacía balance del siglo XX y se entregaba a los presagios digitales del nuevo milenio, Paul Weller publicaba un disco introspectivo, cálido y sorprendentemente emocional. "Heliocentric" no llegó para romper moldes ni para deslumbrar a los titulares, sino para consolidar una madurez artística que pocos músicos logran alcanzar sin perder el pulso creativo. Es un álbum que no grita, pero resuena; que no busca ser revolucionario, pero se convierte en esencial cuanto más lo escuchas.
Con alma analógica:
Grabado bajo la producción de Brendan Lynch, colaborador habitual de Weller, el nombre del álbum proviene de la consola Helios usada en el estudio, una referencia técnica que cobra peso simbólico: Paul Weller se coloca en el centro de su propio universo musical. Aquí no hay hits prefabricados ni fórmulas recicladas. Lo que encontramos es una paleta sonora más rica que nunca: arreglos de cuerdas a cargo de Robert Kirby, conocido por su trabajo junto a Nick Drake, estructuras poco convencionales y una interpretación que combina nostalgia y renovación.
A pesar de tener a viejos compañeros como Steve White o Steve Craddock en la formación, el álbum suena distinto a sus predecesores más inmediatos. Si Heavy Soul era rígido y algo obtuso, "Heliocentric" se siente más ligero, más humano, más vivo. No por ello abandona del todo los tonos sombríos: hay melancolía, sí, pero también hay afecto, sentido del humor y una esperanza que brota entre líneas.
Se revela con el tiempo:
El inicio puede parecer engañoso. “He’s The Keeper” arranca con guitarras eléctricas y un tono medio que sugiere continuidad con el pasado reciente de Weller. Pero pronto esas guitarras ceden paso a un enfoque más acústico y detallista. “Frightened”, por ejemplo, se sostiene sobre un delicado piano y unas cuerdas que acarician cada compás. La voz de Weller, cada vez más curtida, se coloca en primer plano sin necesidad de exhibicionismo.
“Sweat Pea, My Sweet Pea” es probablemente el número más íntimo del álbum, una canción sencilla, sin adornos innecesarios, que parece escrita para su hija. Es ese tipo de composición que no se puede forzar: ligera como una pluma, pero con la capacidad de permanecer durante años en la memoria del oyente.
“A Whale’s Tale” y “A Winter’s Tale” continúan ese tono narrativo, casi de fábula. Mientras tanto, “Back in the Fire” introduce un giro inesperado: un ritmo suave que recuerda a los momentos más atmosféricos de Pink Floyd, aunque sin perder nunca el arraigo en el soul y la canción de autor.
Dos canciones, una cima:
Y entonces llega el tramo que cambia las reglas del juego. “There’s No Drinking After You’re Dead” se presenta con una energía urgente, casi post-punk, que recuerda al Weller de The Jam, pero sin repetirlo. La canción se lanza sin respiro hacia “With Time & Temperance”, donde todo se serena de nuevo. Guitarras acústicas, cuerdas envolventes y una melodía circular crean un contraste que podría parecer imposible, pero aquí fluye con naturalidad. Es en esta transición donde Heliocentric alcanza su punto más alto.
Es curioso: ninguna de estas dos piezas funcionaria del todo en solitario, pero juntas conforman una experiencia que transforma el álbum. Es un momento que demuestra el dominio de Weller no solo como compositor, sino como arquitecto de álbumes completos.
Soul británico a lo progresivo y psicodélico:
“Picking Up Sticks” representa otro de los momentos álgidos, con su órgano hipnótico y sus juegos de textura que remiten a Blind Faith o incluso a Traffic. Aquí se nota lo que muchos críticos han pasado por alto: "Heliocentric" es un disco de arreglos y de transiciones, más que de estribillos. No busca ser inmediato, sino duradero.
El cierre, “Love-Less”, resume todo lo anterior: una balada con piano, arreglos de cuerda precisos y una trompeta que aparece justo cuando debe. Es una despedida elegante, serena, y profundamente emotiva.
El hombre, su voz y su historia:
Mucho se ha dicho de Paul Weller como “el Springsteen británico”. Ambos han sido prolíficos, coherentes y profundamente ligados a su país. Pero Paul Weller ha ido un paso más allá en su capacidad de transformación. No solo cambió de género varias veces, del punk a la neo-soul, de ahí al folk y al pop psicodélico, sino que cada etapa fue asumida con total credibilidad.
Durante la era de The Jam, fue la voz de una generación desencantada. En The Style Council, exploró terrenos que muchos británicos blancos no se atrevían a pisar. Y en su carrera en solitario, especialmente en discos como este, ha demostrado que la madurez no implica repetirse, sino abrir nuevos espacios de expresión.
Una obra que envejece al revés:
Lanzado cuando Weller tenía 42 años, "Heliocentric" no tuvo un gran sencillo que lo impulsara. Tampoco ha sido señalado como su obra cumbre por la mayoría de críticos. Pero eso es, precisamente, lo que lo hace especial. Es un disco que no pretende ser un clásico y, sin embargo, con cada escucha va conquistando ese lugar por derecho propio.
Pocas obras logran sonar tan inglesas, tan personales y tan universales a la vez. Aquí están las raíces de The Faces, la influencia clara sobre bandas como Blur o Tame Impala, y la sutileza melódica de The Beatles en sus años más inquietos. Weller no cita referencias: las digiere y las transforma en algo nuevo.
Disco recomendado
"Heliocentric" es un álbum para descubrir sin prisas, para quienes disfrutan de la música que respira y evoluciona. No encontrarás en él grandes coros para corear en festivales, pero sí una colección de canciones que dialogan entre sí, guiadas por una voz que no se cansa de explorar.
Si estás buscando una joya escondida del britpop de transición al siglo XXI, este disco es una parada obligatoria. En un momento donde la autenticidad parece un recurso escaso, Paul Weller ofrece aquí una lección magistral de honestidad musical.
Escúchalo sin expectativas. Y vuelve. Te aseguro que brillará más con cada vuelta.
Video del tema "Love-Less":
Tracklist:
1. He’s The Keeper
2. Frightened
3. Sweet Pea, My Sweet Pea
4. A Whale’s Tale
5. Back In The Fire
6. Dust And Rocks
7. There’s No Drinking, After You’re Dead
8. With Time & Temperance
9. Picking Up Sticks
10. Love-Less
Personal:
- Paul Weller – voz, guitarra, piano
- Cliff Stapleton – zanfona
- Steve Cradock – guitarra
- Dominic Kelly – oboe
- Brendan Lynch – teclados, percusión
- Steve White – batería
- Damon Minchella – bajo
- Robert Kirby – arreglos de cuerda