En el extenso tapiz del rock estadounidense de los años 90 (siglo XX), ciertos álbumes se quedaron en el olvido, no por falta de talento o visión, sino porque llegaron justo en el momento equivocado. "That's What Love Songs Sometimes Do", el debut de Fig Dish, de Chicago, es uno de esos discos. Eclipsado por el auge del punk-pop y los rescoldos del grunge, esta joya olvidada nunca tuvo la oportunidad de resonar ampliamente. Sin embargo, al escucharlo hoy, se siente sorprendentemente fresco: una vibrante mezcla de ganchos de power pop, la garra del Medio Oeste y la negativa a seguir ningún patrón. Al mirar atrás, décadas después, es hora de preguntarnos: ¿fue este uno de los grandes álbumes perdidos de la época?
ALBUM: That’s What Love Songs Often Do
En el verano de 1995, mientras la industria musical se afanaba por coronar al próximo Nirvana y bandas de punk-pop como Green Day se infiltraban en los dormitorios de los suburbios, un cuarteto de Chicago lanzó discretamente un álbum debut que debería haber sido su boleto a las grandes ligas. Puede que "That's What Love Songs Sometimes Do" de Fig Dish no haya escalado las listas de éxitos ni dominado la MTV, pero décadas después, se erige como un tesoro olvidado del rock y el power pop estadounidense.
Se negaron apostar a lo seguro:
Fig Dish nació en el fértil caos de la escena rockera de Chicago de mediados de los 90 (siglo XX). A diferencia de la monocultura grunge de Seattle, Chicago ofrecía un caleidoscopio de sonidos: el ruido ingenioso de The Jesus Lizard, el encanto peculiar de Smoking Popes y la ambición de estadio de The Smashing Pumpkins. Fig Dish se forjó un nicho combinando riffs de guitarra agudos y crujientes con un sentido del humor autocrítico que contrastaba marcadamente con sus colegas más melancólicos.
Su nombre, una alusión americanizada al insulto alemán "fick dich", ya insinuaba su vena irreverente. En el escenario, se hicieron conocidos por sus espectáculos desenfrenados, llenos de bromas de borrachos, y sus actuaciones de Halloween, donde los vocalistas invitados aparecían disfrazados de conejito. En una época de seriedad impasible, Fig Dish parecía decidido a recordar a todos que el rock and roll debía ser divertido.
La discográfica se encuentra con la travesura del Medio Oeste:
Cuando "Atlas Records", filial de Polygram, fichó a Fig Dish, las estrellas parecieron alinearse. Contrataron a Lou Giordano como productor. La mezcla recayó en Tom Lord-Alge, el ingeniero de sonido responsable de innumerables éxitos de los 90, mientras que la masterización corrió a cargo de Ted Jensen, cuyo currículum incluía Hotel California. Todo en "That's What Love Songs Sometimes Do" denotaba la ambición de una gran discográfica.
Pero las propias travesuras de la banda insinuaban una historia diferente. Según el guitarrista Rick Ness, cerraron su contrato enviando maquetas con notas falsas de un amigo ficticio llamado Steve. Su primer concierto de A&R se convirtió en un set completo de versiones de Neil Diamond. Esta travesura típica del Medio Oeste definiría su encanto y socavarían su oportunidad de alcanzar la fama duradera.
En la historia del Power Pop:
El álbum abre inesperadamente con "Bury Me", un vals en compás de 3/4 que se atreve a evitar el agresivo estilo post-grunge. Es una decisión audaz para un debut, que señala a una banda que valoraba la composición por encima de las modas. A partir de ahí, el disco se adentra en un territorio más familiar con "Seeds", un sencillo contundente y lleno de ganchos que merecía mucha más difusión en la radio de la que recibió.
Otros temas destacados incluyen "Rollover Please", donde guitarras distorsionadas rozan una energía casi punk, y "Quiet Storm King", un elegante dueto con Nina Gordon de Veruca Salt que insinuó la sensibilidad pop de la banda. "Chew Toy" oscila entre el fuzz stoner rock y melodías densas, mientras que "Teeming With Anger" canaliza la habilidad de Paul Westerberg para la angustia antémica.
La crítica tomó nota: algunos calificaron el álbum de "un golpe tacaño de guitarras vibrantes y aullantes" y otros elogiaron su encarnación del sonido rock moderno de Chicago. Sin embargo, a pesar de esta aclamación y de la difusión de "Seeds" en MTV, el éxito comercial se les escapó. Como admitió más tarde el líder Blake Smith: "Simplemente no se nos daba bien jugar, y bebíamos mucho en aquella época".
Pasando desapercibidos:
El timing jugó una mala pasada a Fig Dish. Lanzado durante la crisis de identidad de la radio rock, "That's What Love Songs Sometimes Do" abarcó varios géneros en un momento en que la industria demandaba sonidos fácilmente comercializables. Dookie de Green Day y Smash de The Offspring demostraron que el punk-pop podía vender millones, mientras que bandas post-grunge como Bush impulsaban una versión radiofónica del rugido melancólico del grunge. Los sutiles ganchos y las curvas rítmicas de Fig Dish eran más difíciles de promocionar.
Con solo 16.000 ventas combinadas entre sus dos primeros álbumes, la banda fue abandonada antes de poder lanzar un tercer LP completamente grabado. Los miembros se dispersaron en otros proyectos: Smith y el bajista Mike Willison tuvieron un éxito moderado con Caviar, y Ness posteriormente formó Ness antes de dejar la música por la academia. El baterista Andy Hamilton, afectado por un accidente de furgoneta casi fatal durante una gira, renunció y se fue a la facultad de derecho.
Un disco que premia el descubrimiento:
Al revisitar "That’s What Love Songs Sometimes Do" hoy, su perdurable atractivo es impactante. La producción es cálida pero contundente, la interacción de guitarras es intrincada sin resultar recargada. Las canciones, en lugar de golpearte la cabeza, revelan su encanto gradualmente. Hay una riqueza aquí que recompensa la escucha repetida, una cualidad demasiado rara en el panorama del rock de mediados de los 90, dominado por los sencillos.
Es tentador imaginar una línea temporal alternativa donde Fig Dish se convirtió en el próximo gran éxito, donde "Seeds" sonaba a todo volumen en los estéreos de todos los coches y "Quiet Storm King" ponía música a los bailes lentos de graduación. En cambio, siguen siendo un clásico de culto, una banda que siguió sus propias reglas y pagó el precio.
Escúchalo ahora:
Si te encanta el toque agridulce de The Replacements, la crudeza melódica de Husker Du o el encanto irónico de Big Star, Fig Dish te hará sentir como un amigo perdido. "That’s What Love Songs Sometimes Do" captura un momento fugaz en la historia del rock estadounidense cuando todo parecía posible, incluso un vals que se colaba en el debut de una importante discográfica.
Para quienes buscan descubrir joyas ocultas de la era alternativa, este álbum es imprescindible. No es solo una cápsula del tiempo; es un recordatorio de que parte de la mejor música se creó en los márgenes, por bandas que no estaban dispuestas a sacrificar su alma por un lugar en las listas de éxitos.
Disco recomendado
Escucha "That’s What Love Songs Sometimes Do" de principio a fin, idealmente con auriculares y una hora tranquila. Deja que las melodías te penetren y quizá te preguntes cómo se te escapó.
Video del tema "Quiet Storm King":
Tracklist:
1. "Bury Me"
2. "Weak and Mean"
3. "Seeds"
4. "Chew Toy"
5. "Nimble"
6. "Wrong Nothing"
7. "Quiet Storm King"
8. "Going Gone"
9. "Lemonader"
10. "Rollover, Please"
11. "It's Your Ceiling"
12. "Resistance Is Futile"
13. "First History"
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