Pero eso solo era un nicho en la pared para catalogar su sonido tan especial, a veces fantasmorico y melancólico. Un músico y cantante único que dejo huella y que muchos consideran un “angel caido” del cielo de Jazz. Y es que pocos de los grandes Jazzmen se quedaron sentados sobre las nubes contemplando el universo, ya que el Jazz como el Blues necesita surtirse de los placeres terrenales y mundanos. Chet Baker devoro lo mejor (y lo peor) de lo que podía ofrecerle esta vida en la tierra, y para agradecer a los que le “daban de comer” nos ofreció y nos dejo una música de increíble belleza, y hay que decirlo, de tristeza. Una puerta sonoro y abierta directo al sufrimiento y la tormenta que puede llegar a experimentar y vivir un ser humano.
El “angel caido” se cayo literalmente por ultima vez por una ventana de un hotel de Ámsterdam (Holanda) en 1988 después de una “sesión” de substancias que le nublaron hacia la muerte o le dieron la “fuerza” suficiente para acabar con ello ya de una puñetera vez. Lo que haya sido, no importa, lo que si importa es su música el de cual te recomiendo investigar, escuchar y descubrir. Mejor en pequeñas dosis al principio ya que hay peligro de adicción.
Por favor, te invito ha escuchar esto:
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