Algunos discos capturan un momento en el tiempo; otros lo trascienden. "The Freewheelin' Bob Dylan" hace ambas cosas. Editado en 1963, no era solo otro LP de folk, era una declaración. Con una mezcla de himnos de protesta, canciones de amor y humor mordaz, Bob Dylan demostró que era más que un músico; era un narrador de historias, un comentarista y una voz que exigía ser escuchada. Este álbum no solo influyó en la música folk, sino que transformó la música popular en su conjunto.
Aprovecho que se estrena película "A Complete Unknown" con el actor Timothée Chalamet quien encarna un joven Bob Dylan, para recomendar el LP "The Freewheelin' Bob Dylan".
ALBUM: The Freewheelin' Bob Dylan
En 1963, un Bob Dylan de 22 años emergió de la escena folk de Nueva York con "The Freewheelin' Bob Dylan", un álbum que redefiniría lo que significaba ser un cantautor. Si bien su debut homónimo lo había presentado como un intérprete de folk y blues tradicionales, Freewheelin' era algo completamente diferente. Once de sus trece canciones eran composiciones propias, lo que marcaba la llegada de un artista cuyas palabras tenían peso más allá de los cafés de Greenwich Village. Esto ya no era solo música folk; esto era Dylan, crudo e intransigente, forjando un nuevo espacio en la música estadounidense.
Protesta y poesía:
El álbum comienza con el ahora clásico "Blowin' in the Wind", una canción que pronto se convertiría en un himno mundial por los derechos civiles. Su estructura engañosamente simple, que plantea preguntas que siguen siendo tan urgentes hoy como lo fueron entonces, ayudó a cimentar la reputación de Bob Dylan como cantante de protesta, aunque más tarde rechazaría esa etiqueta. Pero Freewheelin' no se trata solo de activismo. El álbum oscila entre temas políticos contundentes como "Masters of War" y "A-Gonna Fall de A Hard Rain" (acusaciones mordaces de guerra e injusticia) y momentos más suaves e introspectivos como "Girl from the North Country" y "Don’t Think Twice, It’s All Right", canciones que diseccionan el amor y la pérdida con una claridad casi inquietante.
Lo que hace que el álbum sea tan notable es la facilidad con la que Dylan se mueve entre estos extremos. En un momento, está lanzando un ataque mordaz contra los belicistas y, al siguiente, está tejiendo reflexiones tiernas y nostálgicas sobre relaciones pasadas. Es esta dualidad (urgencia política mezclada con reflexión personal) lo que le da a Freewheelin’ su poder de permanencia.
Narración con ingenio y mordacidad:
El don de Dylan para contar historias brilla en todo el disco, no solo en sus cortes más serios, sino también en el humor irónico y absurdo de canciones como "Bob Dylan’s Blues" y "I Shall Be Free". Su ingenio es agudo, a veces cortante, como en "Talkin’ World War III Blues", donde teje una visión oscura y cómica de la América postapocalíptico. Este no era el tipo de humor que suavizaba su mensaje; era el humor que hacía que su mensaje fuera aún más agudo, sus palabras aún más difíciles de ignorar.
Un sonido atemporal:
Reducida a solo voz, guitarra y armónica, la producción de Freewheelin’ es tan pura como el propio Dylan. No hay adornos, ni pulido de estudio, solo el hombre y sus canciones. Y, sin embargo, el álbum nunca se siente monótono. La interpretación de Dylan por sí sola lleva cada pista, su voz pasando de un suave canturreo en "Girl from the North Country" a una intensidad casi burlona en "Masters of War". La escasez de la instrumentación hace que parezca inmediato, como si Bob Dylan estuviera sentado allí mismo en la habitación contigo, rasgueando su guitarra y exponiendo sus verdades.
Legado:
Cuando este álbum llegó a las tiendas, Dylan todavía era un gran desconocido fuera del circuito folk. Pero Freewheelin’ cambió eso casi de la noche a la mañana. No fue solo un éxito de crítica; fue un cambio cultural. En cuestión de meses, Dylan estaba siendo aclamado como un “portavoz de una generación”, una etiqueta de la que pasaría gran parte de su carrera tratando de deshacerse. The Beatles se dieron cuenta, y John Lennon recordó más tarde cómo el álbum influyó en su composición. Décadas más tarde, artistas desde Bruce Springsteen hasta Taylor Swift lo han citado como una piedra de toque para su propio trabajo.
Sin embargo, a pesar de todos los elogios, lo que hace que Freewheelin’ perdure no es solo su importancia histórica, es la música en sí. Incluso ahora, las canciones se sienten tan vitales y urgentes como lo fueron en 1963.
Disco recomendado
Para aquellos que aún no han descubierto a Bob Dylan, "The Freewheelin' Bob Dylan" es el lugar perfecto para comenzar. Lo captura en un momento en el que todavía estaba encontrando su voz, pero ya la manejaba con increíble poder. Si quieres un disco que te haga pensar, que te haga sentir y que incluso pueda cambiar tu forma de ver el mundo, este es el tuyo.
Escucharlo y deja que las palabras y melodías de Dylan te lleven. Algunos discos son solo álbumes; "The Freewheelin' Bob Dylan" es una experiencia.
Video del tema "A Hard Rain's a-Gonna Fall":
Tracklist (formato LP original):
Cara A:
1. "Blowin' in the Wind" 2:48
2. "Girl from the North Country" 3:22
3. "Masters of War" 4:34
4. "Down the Highway" 3:27
5. "Bob Dylan's Blues" 2:23
6. "A Hard Rain's a-Gonna Fall" 6:55
Cara B:
1. "Don't Think Twice, It's All Right" 3:40
2. "Bob Dylan's Dream" 5:03
3. "Oxford Town" 1:50
4. "Talkin' World War III Blues" 6:28
5. "Corrina, Corrina" 2:44
6. "Honey, Just Allow Me One More Chance" 2:01
7. "I Shall Be Free" 4:49
Ficha:
- Bob Dylan – guitarra acústica, armónica, voz
Músicos adicionales
- Howie Collins – guitarra en "Corrina, Corrina"
Leonard Gaskin – contrabajo en "Corrina, Corrina"
Bruce Langhorne – guitarra en "Corrina, Corrina"
Herbie Lovelle – batería en "Corrina, Corrina"
Dick Wellstood – piano en "Corrina, Corrina"
Ficha Técnica:
- John H. Hammond – producción
- Don Hunstein – fotógrafo de la portada del álbum
Tom Wilson – producción
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