Hay de todo en este trabajo. Sonidos “surf” ala “Beach Boys”, recuerdos de Neil Young, toques de T-Rex y los Beatles…, en fin, el artista se ha metido en su subconciencia para hacer salir toda esa música que le han hecho crecer como músico.
Desde el punto de vista del oyente se aprecia, aunque a veces – en mi caso – hace que suene el disco algo “caótico” y anárquico. Pero oye, esto no es malo, es una manía mía que me gustan los álbumes más coherentes, cosa que me lleva pasando más con la edad.
Como dice el propio artista en una entrevista, el disco lo escribió de estudiante de la universidad y pasando momentos “turbios” de ser un joven – adulto. Esto nos hace indicar que la mejor forma de escuchar este buen álbum es con el sonido a tope para sentir vibrar sobre nuestros cuerpos todas esas emociones “ melancólicas” y “tristonas”.
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