Antes de entrar canción por canción, antes incluso de hablar de estilos, influencias o contexto, conviene detenerse un momento en la sensación que deja Viagr Aboys al terminar la escucha. No es un disco que se imponga de inmediato ni que busque convencerte con grandes gestos. Más bien se queda rondando, como una conversación incómoda escuchada en la mesa de al lado, como una risa fuera de lugar en un momento serio. Viagra Boys no regresan para dar respuestas ni para señalar culpables con el dedo, sino para observar el desorden con una mezcla de ironía, cansancio y lucidez. Desde ahí, desde ese punto intermedio entre el chiste y la confesión, se despliega un álbum que merece ser recorrido con calma, atención y cierta disposición a aceptar que no todo tiene que estar claro para resultar revelador.
ALBUM: Viagr Aboys
El primer sonido que me salta de "Viagr Aboys" no es una guitarra ni un sintetizador, es un eructo. Un eructo seco, incómodo, casi agresivo, que Sebastian Murphy suelta antes de empezar a hablar de carne, internet y pies. No es solo una broma escatológica, es una declaración de intenciones. Viagra Boys regresan en 2025 sin pedir permiso, sin limpiar nada, sin disculparse por existir. Y lo hacen desde un lugar curioso, menos rabioso que antes, más cansado, quizá más honesto.
Este cuarto álbum llega tras "Cave World", un disco escrito en pleno encierro pandémico, atravesado por paranoia, teorías conspirativas y una sensación de mundo al borde del colapso. Aquello era un espejo deformado pero brutalmente reconocible. "Viagr Aboys" no abandona ese mundo, pero cambia la manera de habitarlo. Si antes la banda gritaba contra el ruido, ahora parece observarlo con una media sonrisa, entre el asco y la resignación. No es optimismo. Es otra forma de supervivencia.
Cómo se hizo:
Hay algo importante en el contexto de este disco. "Viagr Aboys" es el primer lanzamiento de Viagra Boys a través de su propio sello, Shrimptech Enterprises, tras separarse de Year0001 en 2024. Puede parecer un detalle técnico, pero se nota. El disco suena más libre, más errático y, paradójicamente, más controlado. Pelle Gunnerfeldt, productor habitual y figura clave del punk sueco, vuelve a estar detrás de la mesa, afinando un sonido que ya no necesita probar nada, solo afilarse.
Murphy ha dicho en entrevistas que estaba cansado de la carga política explícita, que quería hacer algo "simple y estúpido". Pero esa simplicidad es engañosa. Como casi todo en Viagra Boys, la estupidez funciona como máscara. Debajo hay ansiedad, síndrome del impostor, desgaste físico, miedo a la irrelevancia y una obsesión constante con el cuerpo, la salud y la identidad en un mundo que reduce todo a consumo.
El arte de sonar sucios sin serlo:
Musicalmente, "Viagr Aboys" es uno de los discos mejor producidos de la banda. No en el sentido pulido, sino en el uso del caos. El bajo sigue siendo el eje, grueso, amenazante, casi obsceno. Las guitarras entran como cuchilladas cortas o se arrastran con un tono noventero que recuerda tanto al grunge más sucio como al post punk europeo. Los sintetizadores y efectos electrónicos no decoran, incomodan.
"Man Made of Meat" avanza con un groove lento, casi aplastante, mientras Murphy escupe imágenes de supermercados infernales y cuerpos convertidos en productos. "Uno II" acelera el pulso con una energía nerviosa, casi new wave, y detalles inesperados, como flautas que evocan a la australianos Men at Work y convierten la paranoia doméstica en algo extrañamente bailable. "The Bog Body" mezcla texturas frías, casi arqueológicas, con un bajo que suena húmedo, como si estuviera enterrado en turba.
Hay momentos donde el grupo se permite romper su propio molde. "Medicine for Horses" es una balada triste, de una tristeza sin ironía, con guitarras que recuerdan a Pixies y un paisaje emocional amplio, casi americano. "River King", el cierre, apuesta por piano y silencio, por una fragilidad que nunca había estado tan expuesta en un disco de Viagra Boys.
La trampa de no tomarse en serio:
Sebastian Murphy siempre ha sido un narrador peculiar. Aquí sigue jugando al monólogo absurdo, al flujo de conciencia que parece improvisado pero está medido al milímetro. La diferencia es el tono. En "Viagr Aboys" hay menos rabia directa y más auto burla. "My personality is based on food now", canta en "Uno II", y uno se ríe hasta que se da cuenta de que no es solo un chiste, es una confesión.
"Man Made of Meat" podría parecer una caricatura grotesca del consumismo, pero también es una canción profundamente cansada, alguien que no quiere pagar por nada porque ya está agotado de existir dentro del sistema. "Pyramid of Health" se adentra en la obsesión contemporánea por el bienestar, los retiros espirituales, los remedios alternativos. No lo hace desde el desprecio, sino desde la confusión. Como si Murphy se preguntara si ahí hay alguna salida, aunque sepa que probablemente no.
"Dirty Boyz" retoma uno de los temas clásicos del grupo, la masculinidad tóxica, los grupos de chicos perdidos que se convierten en amenaza. No es la canción más novedosa del disco, pero sigue funcionando como retrato incómodo de una violencia heredada. "Waterboy", en cambio, baja la intensidad y muestra a un narrador roto, cansado, medicado, atrapado entre la nostalgia y la autodestrucción cotidiana.
"You N33d Me" es una sorpresa. Bajo su fachada de rock sucio hay una canción de amor torpe, casi tierna, sobre la necesidad de ser visto por alguien, aunque sea haciendo un baile ridículo. Es uno de esos momentos donde el humor se cae y aparece algo genuino.
Referencias:
Viagra Boys siempre han dialogado con el pasado sin sonar nostálgicos. Aquí hay ecos claros de Devo, no solo en la estética absurda, sino en la idea de la humanidad como especie en regresión. Hay algo de Talking Heads en la manera de observar la vida moderna como un espectáculo extraño. También hay rastros del rock alternativo de los noventa, del cinismo cansado de bandas como Pavement o del nihilismo cotidiano del grunge menos épico.
Al mismo tiempo, el grupo sigue siendo profundamente europeo. Su manera de usar el humor, de incomodar sin explicar demasiado, conecta con una tradición más cercana al teatro absurdo que al rock clásico. En "Viagr Aboys", esa mezcla alcanza un equilibrio extraño pero efectivo.
Qué dice Viagr Aboys sobre nuestro tiempo:
Este disco no intenta explicar el mundo, ni denunciarlo de forma grandilocuente. Más bien lo retrata como un lugar agotador, confuso, lleno de estímulos contradictorios. Ya no hay grandes villanos claros. Todo es más difuso. El enfado ha dejado paso al cansancio. Y en ese cansancio, Viagra Boys encuentran una forma de honestidad.
Hay desesperanza, sí, pero también pequeños gestos de humanidad. "River King" es clave en ese sentido. La escena de una comida china mediocre en un lunes cualquiera, con ruido de platos de fondo, se convierte en un momento de paz real. No hay redención épica. Solo la sensación de que, por un instante, todo es más fácil.
Por qué Viagr Aboys te puede interesar:
"Viagr Aboys" no es un disco cómodo. Tampoco intenta ser el mejor álbum de la banda de forma evidente. Pero sí es, probablemente, el más humano. Donde antes había sátira afilada, ahora hay dudas. Donde antes había gritos, ahora hay silencios. Eso no significa que Viagra Boys se hayan domesticado. Siguen siendo ruidosos, desagradables cuando quieren, y profundamente incómodos. Pero también han aprendido a bajar el volumen para decir cosas que antes se escondían tras el chiste.
Disco recomendado
Recomiendo Viagr Aboys a quien quiera escuchar rock contemporáneo que no subestime a su oyente. A quien disfrute del humor extraño, de las canciones que hacen reír y luego incomodan. A quien haya seguido a Viagra Boys desde Street Worms o Welfare Jazz, pero también a quien llegue por primera vez. Este disco no ofrece respuestas claras, pero sí compañía en el desconcierto. Y en estos tiempos, eso ya es bastante.
Video del tema "Dirty Boyz":
Tracklist:
1. "Man Made of Meat" 3:09
2. "The Bog Body" 2:53
3. "Uno II" 2:15
4. "Pyramid of Health" 3:15
5. "Dirty Boyz" 3:44
6. "Medicine for Horses" 2:55
7. "Waterboy" 2:58
8. "Store Policy" 3:35
9. "You N33d Me" 3:53
10. "Best in Show Pt. IV" 5:28
11. "River King" 3:16
Viagra Boys (Banda)
- Oskar Carls – producción (todas las pistas), guitarra (pistas 1, 2, 4, 5, 7, 9), saxofón (2-4, 6, 8-10), flauta (3, 8), coros (5, 7), clarinete bajo (11)
- Linus Hillborg – producción (todas las pistas), guitarra (pistas 1-10)
- Henrik Höckert – producción (todas las pistas), bajo (pistas 1-10)
- Elias Jungqvist – producción (todas las pistas), sintetizador (pistas 1-10), piano (6, 10), coros (7), sampler (11)
- Sebastian Murphy – voz, producción
- Tor Sjödén – producción (todas las pistas), batería (pistas 1-10), percusión (2, 3, 5, 10), coros (7)
Colaboradores adicionales:
- Pelle Gunnerfeldt – producción (todas las pistas), mezcla (todas las pistas), percusión (pistas 4, 7-10), guitarra eléctrica (4, 8); guitarra acústica, piano (4); sintetizador (8-10)
- Klara Keller – coros (pistas 3, 6)
- Anneli Törnkvist – coros (pista 10)
- Ellinor Lindahl – coros (pista 10)
- Lovisa Birgersson – coros (pista 10)
- Lalo Cissohko – percusión (pista 10)


No hay comentarios:
Publicar un comentario