Hay momentos en la historia de la música en que un solo disco hace más que entretener: reivindica una voz. El LP de Chuck Berry, "St. Louis to Liverpool", es uno de esos momentos. No es solo una entrada más en la historia del rock and roll temprano, es el sonido de un hombre que se niega a desvanecerse en el fondo de su propia creación. Para 1964, el mundo que él había ayudado a inventar estaba siendo recompuesto por una nueva generación con acento británico y cortes de pelo desaliñados. Sin embargo, en lugar de sonar como una reliquia, Chuck Berry regresó con un disco que resultaba familiar y vanguardista. Al escucharlo ahora, casi se puede sentir la chispa de la reinvención, el ritmo constante de un pionero que recuerda al mundo que el camino, aun así, comenzó y terminó con él. Recomiendo este trabajo a los lectores de este blog de música, especialmente a los más jóvenes.
ALBUM: St. Louis to Liverpool
Cada vez que pienso en "St. Louis to Liverpool" de Chuck Berry, no puedo evitar imaginarlo saliendo de prisión en 1963, con su guitarra en mano, listo para reclamar el mundo que había tomado prestado su sonido. El disco, publicado al año (1964) siguiente por Chess Records, es toda una declaración de intenciones. Fue su primer álbum de estudio en llegar a las listas de éxitos estadounidenses, alcanzando el puesto 124 en Billboard, pero su verdadero triunfo fue artístico. Tras veinte meses en prisión, Chuck Berry no solo regresó a los escenarios, sino que reinventó su propia leyenda.
Cuando se estrenó "St. Louis to Liverpool", la Invasión Británica estaba en pleno apogeo. The Beatles habían grabado "Roll Over Beethoven", los Rolling Stones habían convertido "Come On" en su sencillo debut y los Beach Boys habían tomado prestado mucho de Sweet Little Sixteen para crear "Surfing U.S.A." Para la mayoría de los artistas, este habría sido un momento extraño, al ser a la vez inspiración y eclipsado. Pero Berry sabía que no era así. Se adentró en la nueva ola del rock and roll, componiendo canciones que hacían un guiño a la juventud que lo había redescubierto, a la vez que reafirmaba que aún poseía la clave.
El contexto del regreso:
Es imposible separar "St. Louis to Liverpool" de su momento histórico. Chuck había pasado de ser uno de los pioneros más célebres del rock and roll a un hombre repentinamente desfasado en un mundo en rápida evolución. Mientras Elvis vestía uniforme y Little Richard encontraba la religión, Chuck Berry pasó su tiempo en la cárcel. Sin embargo, ese silencio solo agudizó su pluma.
Al salir, fue recibido por una nueva generación de guitarristas, compositores y soñadores que habían construido su sonido en torno a sus riffs. Vio que el mundo había cambiado, pero también se dio cuenta de que era su propia invención la que le devolvía el eco. Así que, cuando regresó a Chess Studios, la misión era clara: conectar la vieja América con la nueva, desde St. Louis, su ciudad natal, hasta Liverpool, la ciudad que se había convertido en la nueva capital del rock.
Colección de historias:
Desde la primera toma, el álbum se despliega como un viaje por carretera a través del paisaje creativo de Berry. Los temas iniciales, "No Particular Place to Go", "You Never Can Tell", "Promised Land" y Little Marie, son cuatro de las mejores canciones que jamás escribió. Cada una transmite su inconfundible narrativa, humor, ritmo y reflexión social, que se combinan a la perfección.
"No Particular Place to Go" es una muestra cómica de la cultura americana, una desenfadada protesta contra los cinturones de seguridad que a la vez es una fábula adolescente sobre la libertad y la frustración. Su riff familiar recuerda a School Days, pero cobra más fuerza, demostrando que Berry podía reciclar sus propias ideas sin sonar cansado. "You Never Can Tell", escrita durante su condena, captura otra faceta: la del narrador. Con su línea de piano de Nueva Orleans y una letra ingeniosa sobre jóvenes recién casados que se abren camino en el mundo, muestra a Berry madurando sin perder el ingenio.
Luego viene "Promised Land", un mapa musical de Estados Unidos donde Chuck Berry, en poco más de dos minutos, transforma un viaje en Greyhound en una odisea moderna. Inspirada en la antigua melodía popular The Great Rock Island Route, es a la vez un diario de viaje y un himno a la posibilidad estadounidense. Décadas más tarde, Elvis Presley la versionaría, pero es la versión de Berry la que aún se siente como la carretera en sí misma.
"Little Marie" cierra esa brillante carrera. Es la secuela de Memphis, Tennessee, y donde esa canción anterior insinuaba desamor, "Little Marie" le da un toque de cierre. Es cálida, ingeniosa y sorprendentemente emotiva, prueba de que incluso con sus rimas cuidadosamente estructuradas, Berry sabía cómo tocar el corazón del oyente.
Las canciones más allá de los éxitos:
Lo que hace de "St. Louis to Liverpool" una canción tan gratificante es que no se trata solo de un disco de grandes éxitos. Más allá de los temas famosos, se esconden rincones que demuestran la versatilidad de Berry. "Our Little Rendezvous" y "You Two" revelan su lado más suave, temas que coquetean con el pop y el rhythm and blues, pero que conservan su vitalidad característica. "Brenda Lee" y "Go Bobby Soxer" recuperan la energía adolescente de sus inicios, mientras que "Things I Used to Do" y "Merry Christmas Baby" demuestran su profundo amor por el blues.
Incluso las canciones instrumentales tienen peso. "Liverpool Drive", rápida y potente, suena como un intento de conectar con el sonido beat británico que había reinventado su estilo. "Night Beat", su compañera más lenta, se inclina hacia el jazz y el blues nocturnos, demostrando que la guitarra de Berry podía susurrar tanto como gritar.
Al escuchar con atención, el álbum se desarrolla como un diálogo entre épocas: el Berry crudo y rebelde de los cincuenta dialoga con el Berry pulido y eléctrico de los sesenta. Esa tensión es lo que le da a "St. Louis to Liverpool" su pulso.
Arte y resiliencia:
A lo largo de los años, algunos críticos han tachado "St. Louis to Liverpool" de irregular, alegando que carece de la coherencia de un verdadero álbum. Y en parte tienen razón: el disco se compuso tanto de material nuevo como de tomas descartadas, ensambladas por Chess Records para aprovechar la renovada popularidad de Berry. La portada incluso presume de "STEREO", mientras que varios cortes están en mono. Pero eso no le resta valor.
Este era un hombre que reconstruía su carrera, redefiniendo su legado mientras sus discípulos más jóvenes dominaban las listas de éxitos. Podría haberse dejado llevar fácilmente por la nostalgia, pero en cambio, creó canciones que igualaban, y a veces superaban, la vitalidad de aquellos recién llegados británicos. El sonido de la guitarra es más pleno, el ritmo más firme y la composición más nítida. Aquí no hay cansancio, solo pasión.
Legado e influencia:
John Lennon dijo una vez que si intentaras darle al rock and roll otro nombre, podrías llamarlo "Chuck Berry". "De St. Louis a Liverpool" es la razón por la que esa cita es tan cierta. Demuestra que Berry no solo fue el inventor del género, sino también su superviviente más resistente. Mientras otros se desvanecían, él regresó para recordarnos a todos dónde empezó todo, con narrativa, estilo y un riff de guitarra que podría encender una rocola.
Los músicos detrás de él, Willie Dixon al bajo, Johnnie Johnson y Lafayette Leake al piano, le dan el pulso al disco. Su química con Chuck Berry es inconfundible, convirtiendo cada tema en una conversación entre iguales. Juntos, mantienen viva la llama del rock primigenio mientras la impulsan hacia algo nuevo.
Por qué sigue siendo genial:
En un mundo donde las listas de reproducción de Spotify reemplazan a los álbumes, "St. Louis a Liverpool" merece ser escuchado de principio a fin. Captura un momento en el que el rock and roll podría haber seguido adelante sin su fundador, pero no lo hizo. El humor de "No Particular Place to Go", el optimismo de "Promised Land" y la ternura de "You Never Can Tell" nos recuerdan que Berry era más que un guitarrista. Era un observador del comportamiento humano, un cronista del movimiento, el romance y la rebelión.
Décadas después, las canciones siguen con la misma energía. Te hacen sonreír, mover el pie y recordar por qué el rock and roll importaba en primer lugar.
Disco recomendado
Si solo conoces a Chuck Berry a través de Johnny B. Goode o Roll Over Beethoven, date una vuelta por "St. Louis to Liverpool". No es su álbum más famoso, pero podría ser el más revelador. Aquí tenemos a un artista que se enfrenta al tiempo, la fama y el cambio, y que reencuentra su voz.
Cada corte de este disco cuenta parte de esa historia. Desde las arrogantes líneas de guitarra hasta el humor pícaro de sus letras, Berry nunca suena derrotado. En cambio, suena vivo, curioso y, lo más importante, libre.
Así que sí, "St. Louis to Liverpool" puede que no haya sido el álbum que cambió el rock and roll para siempre, pero sí el que demostró que su corazón seguía latiendo. Si te gusta la música que lleva historia y corazón, hazte un favor: siéntate, dale al play y deja que Chuck Berry te lleve en ese viaje de "St. Louis to Liverpool".
Video del tema "No Particular Place to Go":
Tracklist (formato LP original):
Cara A:
1. "Little Marie" 2:37
2. "Our Little Rendezvous" 2:03
3. "No Particular Place to Go" 2:44
4. "You Two" 2:11
5. "Promised Land" 2:24
6. "You Never Can Tell" 2:43
Cara B:
1. "Go Bobby Soxer" 2:59
2. "Things I Used to Do" Eddie Jones 2:42
3. "Liverpool Drive" (instrumental) 2:56
4. "Night Beat" (instrumental) 2:46
5. "Merry Christmas Baby" Lou Baxter, Johnny Moore 3:14
6. "Brenda Lee" 2:1
Personal:
- Chuck Berry – voz, guitarras
- Matt "Guitar" Murphy – guitarra eléctrica (pista 2)
- Willie Dixon – bajo (pistas 2, 5, 10-12)
- Johnnie Johnson – piano (pistas 2, 6, 8, 11, 13-15)
- Lafayette Leake – piano (pistas 5, 10, 12)
- Paul Williams – piano (pistas 3-4, 9)
- Odie Payne – batería (todas las pistas excepto 2, 10-11)
- Fred Below – batería (pistas 10-11)
- Ebby Hardy o Jaspar Thomas – batería (pista 2)
- Leroy C. Davis – saxofón tenor (pistas 2, 6, 13-14)
- James Robinson – saxofón tenor (pistas 6, 13-14)
- Louis Satterfield – bajo (pista 3 y algunos otros)



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