Siempre he pensado que algunos músicos no solo tocan blues, lo viven. Sus historias se filtran en cada nota, en cada pausa, en cada suspiro entre las cuerdas. Luther “Snake Boy” Johnson fue una de esas almas excepcionales. La primera vez que lo escuché en una tienda de discos, su guitarra no sonaba como un instrumento; sonaba como un recuerdo buscando su camino a casa. Su álbum de 1975, "Lonesome in My Bedroom", es más que una simple colección de canciones; es el sonido de un hombre enfrentando la vida de frente, sin pretensiones y lleno de verdad. Escucharlo recientemente es como entrar en una habitación donde el pasado aún resuena, el aire está cargado de emoción y el blues no es historia, está vivo, respirando a tu lado. Quiero recomendar a este gran músico, un bluesman que merece mucho más reconocimiento.
ALBUM: Lonesome in My Bedroom
Hay discos que susurran sus historias en voz baja, y otros que parecen escupirlas al aire. "Lonesome in My Bedroom" de Luther "Snake Boy" Johnson pertenece a este último grupo. Es un álbum que se siente íntimo y a la vez intenso, grabado en un momento en que el blues aún conservaba la esencia de los caminos rurales de Georgia y el humo de los bares de Chicago.
Descubrí la música de Johnson hace años en una tienda de discos de Madrid. La portada era sencilla, casi austera, pero el título me llamó la atención: "Lonesome in My Bedroom". Prometía algo humano, algo genuino. Cuando la aguja tocó el vinilo, quedó claro que no se trataba de otra sesión de blues de Chicago con la producción impecable de un estudio. Era personal, real y completamente sin pretensiones.
Bluesman nacido en Georgia con alma de Chicago:
Luther "Snake Boy" Johnson nació como Lucious Brinson Johnson el 30 de agosto de 1934 en Davisboro, Georgia. Como tantos otros músicos de blues de su época, provenía del campo, se crió en una granja, aprendió a tocar la guitarra de oído y absorbió las cadencias del góspel y los cantos de trabajo. Tras servir en el Ejército de Estados Unidos, Luther Johnson se estableció por un tiempo en Milwaukee, donde tocó con el grupo de góspel "The Milwaukee Supreme Angels". Pero el góspel pronto dio paso al blues, y a principios de la década de 1960, se sintió atraído por Chicago, donde el blues eléctrico encontraba su voz más cruda y poderosa.
Allí se integró al legendario circuito que definió el blues de posguerra. Luther Johnson trabajó con Elmore James, cuya influencia es evidente en su fraseo con la guitarra slide, y más tarde se unió a la banda de Muddy Waters en 1966. En el grupo de Muddy, Johnson absorbió el sonido profundo y puro que el propio Waters llamaba "el blues profundo", no solo un estilo, sino un estado mental: oscuro, melancólico, rítmico e implacablemente honesto.
A finales de la década, Luther Johnson comenzó a forjar su propio camino. Su álbum debut, "Come On Home" (1968), marcó su salida de la sombra de Muddy Waters. Le siguieron "Born in Georgia" (1972) y "Chicken Shack" (1974), dos trabajos sólidos que confirmaron su dominio del blues con guitarra. Pero fue "Lonesome in My Bedroom", grabado en Francia en 1975, el que se erige como quizá su obra más reveladora, su canto del cisne antes de su muerte al año siguiente a causa de un cáncer en Boston, con tan solo 41 años.
Música sin máscaras:
Grabado para Black and Blue Records, "Lonesome in My Bedroom" reúne a Luther "Snake Boy" Johnson con una formación de lujo: Fred Below en la batería, Dave Myers en el bajo, Lonnie Brooks con su guitarra incisiva y Hubert Sumlin aportando su característica tensión rítmica. Es un conjunto de ensueño para cualquier amante del blues, una combinación de experiencia, contención y energía.
Si bien el disco se nutre de la influencia de Muddy Waters, Jimmy Reed y John Lee Hooker, es inconfundiblemente propio de Johnson. Su voz ronca y curtida es protagonista, quebradiza por momentos pero sin llegar a romperse; el sonido de su guitarra corta como un alambre, agudo pero humano. Se perciben las pequeñas imperfecciones, la respiración entre líneas, la verdad que solo surge cuando un músico no intenta impresionar a nadie.
La primera cara del vinilo original se inclina hacia un blues lento y melancólico, del tipo que recuerda a Magic Sam y Otis Rush, pero interpretado con menos artificio y más crudeza. Johnson revisita aquí dos clásicos de Muddy Waters, reelaborándolos con profundo respeto pero con un toque personal, convirtiendo lo que podría haber sido una imitación en un diálogo entre alumno y maestro.
La cara B gana ritmo, deslizándose hacia lo que hoy podríamos llamar "blues rock", aunque el término se queda corto para la profundidad de lo que Luther Johnson ofrece. Su versión de "Little Queenie" de Chuck Berry es ingeniosa y vibrante, mostrando su sentido del humor e instinto rítmico. Pero los verdaderos tesoros son sus propias canciones, originales que demuestran que Johnson no solo es un excelente intérprete, sino también un compositor capaz de forjar su propio vocabulario bluesero.
El guitarrista olvidado de Muddy Waters:
La etapa de Johnson con Muddy Waters a menudo se ha visto eclipsada por la confusión con otro guitarrista, Luther "Guitar Junior" Johnson, que se unió a Waters más tarde. Esa confusión ha empañado injustamente el reconocimiento que merece “Snake Boy”. Sin embargo, entre músicos y puristas, su reputación permanece intacta.
Fue uno de los últimos guitarristas de Muddy Waters en tocar en el estilo de lo que este llamaba blues profundo: música de intensa carga emocional, construida menos sobre solos virtuosos que sobre un pulso rítmico que se siente como un latido. El trabajo de guitarra de Johnson era austero, primitivo y deliberado. Cada nota tenía un significado. No hay trucos, ni producción pulida, ni intento de complacer al público. En cambio, hay una especie de insistencia espiritual: el sonido de un hombre que usa la música para hablar con sencillez sobre la vida que vivió.
Al escuchar “Lonesome in My Bedroom”, se percibe una instantánea de una época en transformación. A mediados de la década de 1970, el blues ya no era la voz dominante de la música afroamericana; el rock, el funk y el soul habían tomado el relevo. Pero el disco de Johnson suena ajeno a esos cambios. Es la voz de un hombre que conservó intactas sus raíces, que nunca abandonó el camino de tierra ni siquiera cuando la autopista estaba abierta.
Por qué es bueno:
En una época donde la autenticidad es una palabra de marketing, "Lonesome in My Bedroom" sorprende por su sencillez. No hay artificios, ni trucos de estudio, solo la textura de una voz humana real y el roce de las cuerdas bajo dedos curtidos.
Para quienes aman el blues, no como género, sino como lenguaje de supervivencia, este disco es imprescindible. Para quienes se acercan por primera vez a él, ofrece la oportunidad de comprender qué hizo del blues de Chicago una fuerza tan poderosa: su honestidad, su alma y su firme negativa a mentir sobre la vida.
Disco Recomendado
Puede que Luther "Snake Boy" Johnson haya dejado pocas grabaciones, pero "Lonesome in My Bedroom" destaca entre ellas. Captura el brillo silencioso de un hombre que tocaba con el corazón, sin ilusiones ni filtros. Cuando escucho este LP, todavía siento como si lo hubiera descubierto en la tienda de discos, oyendo una voz a través de los altavoces.
Es muy recomendable escucharlo. A altas horas de la noche, con las luces bajas y el volumen alto. Deja que la habitación se quede en silencio. No necesitarás nada más. Un blues mágico.
Video del tema "Lonesome in My Bedroom":
Tracklist (LP vinilo):
A1 Lonesome in My Bedroom 6:23
A2 Honey Bee 6:12
A3 Long Distance Call 6:23
B1 Rock Me Slow and Easy 4:15
B2 Hush, Hush 4:17
B3 Little Queenie 4:07
B4 Jammin' With Willie 4:08
B5 Please Don't Take My Baby Nowhere 3:23
Créditos:
- Guitarra, Voz – Luther Johnson
- Bajo – Dave Myers
- Batería – Fred Below
- Guitarra – Hubert Sumlin (pistas: A2, B2), Lonnie Brooks (pistas: A1, A3, B1, B3 a B5)
- Armónica – Little Mac Simmons
- Piano – Willie Mabon
- Composición – Luther Johnson (pistas: A1, B1, B4, B5)
















